La infancia de Bethany Hamilton tuvo lugar entre olas y tablas de surf en Kauai, Hawai, ya que sus padres siempre fueron amantes de dicho deporte y se mudaron a las islas del Océano Pacifico. Fueron ellos quienes le inculcaron el surf a la pequeña Bethany que con tan solo ocho años disputó su primera competencia. Le permitieron estar en dos torneos, el de la tabla corta y de tabla larga, en ambos resultó ganadora.
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Dos años más tarde, Bethany se convirtió en un niña prospecto dentro del Surf. En el 2000, disputó el campeonato anual de Haleiwa Menhune, ahí logró finalizar en el primer puesto entre chicas de 11 años y menos, pero además también obtuvo el primer lugar en mujeres de 15 o menos y en el segundo puesto entre hombres de 12 o menos. Debido a ello, Rip Curl no tardó en ficharla y así comenzó su camino para cumplir su deseo de convertirse en surfista profesional.
No obstante, este sueño se vio truncado momentáneamente tan solo tres años después luego de que un tiburón tigre de 15 pies le arrancó el brazo izquierdo.
Al llegar al hospital para someterse a la operación que salvaría su vida, ya se encontraba su padre allí para ser intervenido de la rodilla, y fue él quién le ayudó a ver la vida de modo diferente después del ataque.
Así comenzó una nueva etapa para Bethany, quien se enseñó a hacer muchas cosas cotidianas con un solo brazo, incluso a surfear. Lo más impresionante de toda la historia es que 10 semanas después de su cirugía, ya se encontraba arriba de una tabla.
Hamilton tuvo que adaptarse a su nueva situación y el surf también a ella. Su tabla debió contar con un manillar para sostenerse cuando se levantaba en las olas, además de ser una tabla de dimensiones más anchas para flotar sin problemas.
Todo en su vida ha ido más rápido de lo normal. La surfista se logró ubicar en el Top 50, ganando además, varias competiciones.
En el 2004, ganó el Premio ESPY al Mejor Atleta de Regreso y fue honrada con el Premio Courage Teen Choice. Su libro de 2004 “Soul Surfer: A True Story of Faith, Family and Fighting to Get Back on the Board”, detalla su terrible experiencia, y la película de 2018 “Imparable” narra el ataque y su vida desde entonces.
Hace un año la surfista de 31 años publicó una foto justo en el lugar donde el tiburón le quitó una extremidad, pero no sus sueños.
“Estas son las aguas en las que perdí mi brazo hace muchos años”, escribió en su cuenta de Facebook. “Puedo estar aquí con la satisfacción de saber que de tiempos terribles puede llegar la belleza. ¡Gracias Dios! A medida que avanza la vida, valoro todo lo que tengo, mi fe, mi familia, la capacidad de traer esperanza, surfear, los desafíos, las superaciones y mucho más. Saludos a la vida y a toda la locura y belleza que enfrentamos. ¡Podemos elegir en quién nos convertimos a través de todo esto!”.