A los 31 años de edad, Michael Jordan tenía el mundo del baloncesto a sus pies.
Había conquistado tres campeonatos con los Chicago Bulls, encabezó la tabla de anotaciones en siete de sus nueve temporadas, llevó a su equipo a los playoffs en nueve ocasiones. Además, tenía un contrato millonario de calzado con la marca Nike y había sido portavoz de productos como Gatorade, Coca Cola y el cereal Wheaties.
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El 6 de octubre de 1993, Jordan anunció su retiro del deporte, semanas después del asesinato de su padre. Se suscitaron muchas conjeturas del por qué de ese retiro, pero la razón oficial fue que se había cansado del deporte y que la muerte de su padre James aceleró la decisión.
“Cuando pierdo el sentido de motivación y el sentido de, probar algo como jugador de básquetbol, es tiempo de moverse”, dijo Jordan en la conferencia de prensa en el Berto Center de Chicago, lugar donde anunció su retiro. “No es porque no ame el deporte. Siempre lo haré. Es que siento que he llegado al pináculo de mi carrera”.
Eso sí era cierto. Jordan venía de encabezar la liga en anotaciones, fue el Jugador Más Valioso en las Finales de la NBA, una de seis ocasiones en que cargó con el honor.
Meses después, la sorpresa fue mayor cuando el 7 de febrero firmó un contrato de Liga Menor para jugar béisbol con los Chicago White Sox. Luego se reportó al equipo Birmingham Barons, de clasificación Doble A, en donde hizo un discreto debut, apenas conectando su primer hit en el tercer partido de la temporada.
Aunque terminó su carrera apenas un año después, cuando era casi inevitable la huelga en las Grandes Ligas, la carrera beisbolística de Jordan parecía prometedora. Citando el no querer ser un posible jugador de reemplazo, “Air Jordan” se retiró con apenas un promedio de .201, con sólo tres cuadrangulares y 51 carreras impulsadas en 150 partidos.
“Lo tenía todo”, dijo Terry Francona, su dirigente en los Barons, a ESPN en el 2019. “Habilidad, aptitud, ética de trabajo. Era tan respetuoso de lo que estábamos haciendo y considerado con sus compañeros de equipo. Cierto, tenía mucho que aprender”.
Francona, de hecho, entiende que fue el año que jugó béisbol lo que hizo que Jordan quisiera regresar al baloncesto.
“Creo que con otros mil turnos al bate lo habría logrado. Pero hay algo más que la gente se pierde de esa temporada. El béisbol no fue lo único que aprendió. Creo verdaderamente que se redescubrió el mismo, el disfrute de la competencia. Hicimos que quisiera jugar baloncesto nuevamente”, añadió Francona en esa entrevista.
Jordan escribiría más tarde en el libro “For the Love of the Game”, publicado en 1998, lo mucho que disfrutó jugar béisbol.
“¿Cómo describiría mi experiencia en el béisbol? Lo describiría ahora de la misma manera que lo describí entonces. Cada momento fue uno cálido. Recuerdo mirar al cielo de tiempo en tiempo y estar sorprendido de cuánto había cambiado mi vida. No tenía temor. Era un sentimiento cálido. No puedo describir el sentimiento, pero ahora parece como si viviera un sueño”.
Días después, Jordan anunció al mundo su vuelta al deporte que lo hizo famoso el 18 de marzo de 1995, sin mucha pompa ni exceso de palabras.
“Estoy de vuelta”.
Al día siguiente, Jordan comenzó el partido de los Bulls ante los Indiana Pacers, encestando 19 puntos. Su regreso llevó a marca de 13-5, alcanzando los playoffs, aunque fueron eliminados por el Orlando Magic en la primera ronda de los playoffs.
El resto es historia. Jordan encabezó a los Bulls junto a Dennis Rodman y Scottie Pippen para lograr el mejor récord de la historia de un equipo en la NBA con marca de 72-10 (dos décadas después los Golden State Warriors superaron la misma). Promedió 30.4 puntos para encabezar la liga en anotaciones, recibiendo además el galardón de Jugador Más Valioso en la temporada y en las Finales. Durante los playoffs, Chicago sólo perdió tres partidos camino al trofeo, apoyados en la ofensiva de más de 30 puntos por partido de Jordan.
Apoyados en Jordan, los Bulls volvieron a coronarse en la temporada de 1996-97, en donde terminaron con registro de 69-13. Ese año, Jordan volvió a encabezar la liga en anotaciones con promedio de 29.7 puntos por juego, encestó 45 puntos en el sexto y decisivo partido de la Final ante el Utah Jazz y fue declarado el Jugador Más Valioso de la Final.
Como si fuese poco, logró el primer triple-doble en el Juego de Estrellas.
La siguiente campaña, Jordan nuevamente encabezó a todos los anotadores en la temporada regular, donde sus Bulls concluyeron con marca de 62-20, con promedio de 28.7, fue declarado el Jugador Más Valioso y de las Finales, nuevamente, cuando superaron por segundo año corrido al Jazz.
Jordan dejó nuevamente el básquetbol como jugador activo en tras la temporada de 1999-2000 ante la salida inminente de su entrenador y amigo Phil Jackson y la partida a otros equipos de Rodman y Pippen. Se calzó nuevamente las tenis en el 2001-2002 con el Washington Wizards, encabezando al alicaído equipo en anotaciones, asistencias y robos antes de terminar su temporada por una lesión en el cartílago.
El llamado Air Jordan cerró su ciclo como jugador la temporada siguiente, no sin antes jugar en su 14to. Juego de Estrellas y anotar 43 puntos luego de cumplir 40 años.