En la actualidad el estilo de vida que los deportistas se pueden dar a partir de lo conseguido en sus respectivas disciplinas le podrían parecer a más de uno imposible de lograr con una profesión u oficio, porque efectivamente lo es.
Los contratos con cifras estratosféricas en el fútbol, la NFL, la MLB, las peleas de boxeo o las ganancias generadas en competencias deportivas como los Juegos Olímpicos es algo normal en esta época y hasta cierto punto injusto con los deportistas de años atrás.
- Muhammed Ali triunfó después de su exilio forzado del boxeo
CC Sabathia, el lanzador que venció a sus demonios fuera del diamante
Bethany Hamilton sobrevivió el ataque de un tiburón para triunfar como surfista
Sugar Ray Leonard regresó a la cima del boxeo luego de un retiro forzoso
Alex Zanardi: El Ave Fénix del automovilismo que ha inspirado al mundo
Magic Johnson, de leyenda de la NBA a leyenda del activismo por VIH
El resurgimiento de Josh Hamilton ante el ‘tormento’ de las adicciones
Brett Favre sobrevivió y triunfó ante la adversidad
César Andrade, el valor de reinventarse ante su tragedia
En el caso del boxeo podríamos contrastar al multimillonario y mundialmente conocido Floyd Mayweather Jr. con la peculiar historia de James “Cinderella Man” Braddock. Floyd generó poco más de mil millones en 21 años de carrera, mientras que Braddock vivió en los años de la Gran Depresión, por lo que vivir del deporte no era tarea sencilla.
Nacido el 7 de junio de 1905 en Hell’s Kitchen, un barrio pobre de Nueva York habitado por inmigrantes irlandeses, como sus padres, Braddock aprendió a sobrevivir y con la crisis de 1929 que azotó Estados Unidos, peleadores de nivel medio como “Cinderella Man” fueron los más afectados. Para James, mantener a sus tres hijos y esposa no fue nada sencillo.
El 18 de julio de 1929 Braddock enfrentó al campeón de peso medio Tommy Loughran, sin embargo, la derrota fue para el de origen irlandés junto con una lesión crónica en su mano derecha que terminó mermando su desempeño en el ring.
En los años siguientes la crisis económica lo orilló a buscar nuevas fuentes de empleo como estribador en el puerto, pero el salario no le alcanzaba por lo que su regreso de lleno a los cuadriláteros fue la única opción. Para 1934 la oportunidad de oro llegó con la pelea vs John “Corn” Griffin.
Aunque llegaba casi como un sparring, Braddock noqueó a Griffin. En sus siguientes encuentros continuó sorprendiendo a los aficionados tras vencer a John Herny Lewis y luego a Art Lasky. Ser ganador contra los pronósticos le valió el apodo con el que pasó a la historia: el Hombre Cenicienta.
Tanto fue su éxito que el 13 de junio de 1935 enfrentó al campeón mundial pesado de la National Boxing Asociation (NBA), Max Baer. Con las apuestas 10-1 en contra, Braddock dio la sorpresa y se proclamó campeón por decisión unánime.
Su pasado le empezó a pasar factura en el cuerpo y problemas de artritis en las manos le impidieron defender en 1936 su cinturón vs Max Schmeling; pese a ello, en 1937 enfrentó a un joven Joe Louis. Sabiendo de la posible derrota, aceptó la pelea a cambio de una bolsa menor y el 10% de las ganancias de Louis por los siguientes 10 años.
Para 1938 James Braddock peleó por última ocasión y su rival fue Tommy Farr a quien venció en las tarjetas. James murió en 1974 con 69 años, pero su legado de lucha y perseverancia ante los peores momentos le otorgan un lugar en la historia del boxeo como el hombre que, a través de la gloria deportiva fue capaz de ponerse en pie tras múltiples caídas.