Cuando tenía ocho años, al realizar un viaje en tren desde la ciudad de Santa Marta hacia Bogotá, Colombia, una locomotora pasó por encima del cuerpo de José Adolfo Herrera ocasionando que perdiera su brazo izquierdo, ambas piernas, la audición del oído derecho y parte de su frente.
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Triste recuerdo
En 1971, la familia Herrera tuvo la necesidad de desplazarse a la capital en un viaje que significaba recorrer 944 kilómetros. Cuando la locomotora transitaba por Barrancabermeja, en el departamento de Santander —al caer la noche—, José Adolfo, su madre y una pequeña hermana se disponían a cruzar del vagón en donde viajaban hacia el comedor.
Aunque el niño iba acompañado de una empleada del tren, quien lo sujetaba de su mano, un repentino descuido propició que cayera a las vías ferroviarias donde perdió el conocimiento. Una vez que el pequeño logró despertar su vida tranquila se convirtió en un auténtico viacrucis que en el trascurso de los años le significaría someterse a más de 25 cirugías, las cuales se llevaron a cabo entre Colombia y Estados Unidos.
Los médicos que lo atendieron no encontraban una explicación lógica para entender cómo el niño pudo sobrevivir a tan violenta experiencia de que un tren le haya cercenado tres extremidades, pero lo más trágico es que le auguraban un destino ligado a una silla de ruedas, esto en el mejor de los casos.
Sin embargo, la determinación de José Adolfo por salir adelante, primero le permitieron volver a caminar sin la necesidad siquiera de muletas, pues su valentía y así como el amor a la vida, hicieron que unas prótesis se convirtieran en su mejor aliado para salir adelante.
Temperamento de acero
En cuanto pudo dar sus primeros pasos, el bravío colombiano se impuso la meta de estudiar hasta concluir la licenciatura en Administración de Empresas, pero además durante su tiempo libre comenzó a correr para despejar su mente. Primero fueron distancias cortas, pero conforme adquirió condición física éstas se convirtieron en carreras de fondo hasta llegar a completar maratones nacionales e internacionales con mejores resultados incluso que personas sin discapacidad.
Para quienes lo observan trotar, José Adolfo Herrera representa un ejemplo de lucha ante la adversidad, pues como él mismo dice “No se debe voltear atrás ni para tomar impulso”.
En 1999, este ejemplar hombre de lucha recibió el premio Portafolio Empresarial, galardón que reconoce su desempeño como profesionista.
Actualmente, el incansable corredor de fondo dedica gran parte de su tiempo libre a ofrecer charlas a jóvenes colombianos donde les comparte su experiencia de ir contracorriente ante los momentos amargos que ocasionalmente surgen en la vida.