Las lunas de miel se acaban y la vida es como un álbum de fotos, generalmente nos acordamos de la última o las últimas imágenes y con ellas sacamos conclusiones generalmente apresuradas y que no reflejan la realidad.
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La reflexión tiene que ver con el momento de la selección mexicana y con el Tata Martino que ahora no parece ser más el Señor y Salvador del fútbol mexicano y algunos incluso hablan de que estaría en la cuerda floja.
Todo extremo es vicioso, no se vale ni sacar al Tata, porque la gran evaluación vendrá al final del año próximo cuando termine el mundial, ni se trata de justificar y alabar todas las decisiones del buen estratega Argentino.
Independientemente de que Javier “El Chicharito” Hernández estaría vetado por sus propios compañeros, el no tenerlo en cuenta no tiene presentación ni justificación, especialmente por su momento actual en la MLS. Ante la ausencia de Raúl Jiménez y con falta evidente de gol, Hernández tiene que ser convocado porque la ausencia de goles termina por arruinar el trabajo de todo el grupo.
No está Raúl Jiménez, no es Alan Pulido, tampoco Henry Martin, y ahora que Rogelio Funes Mori es Mexicano, la opción se da para ser convocado y llevar sus goles al Tri, pero “El Chicharito” debe estar por presente y por historia.
La rueda ya está inventada y pese a que los técnicos tiene su originalidad y aprovechan sus buenos momentos para implementar modificaciones y dejar su sello personal, los partidos se siguen ganando con goles.
Si no hay goles, pues que convoque al goleador, al que está haciendo goles, la decisión es obvia y el análisis de las decisiones del técnico del Tri debe hacerse con objetividad y sin temor a poner en duda la “Sabiduría” del señor Martino.
A Dios lo que es de Dios y al Tata lo que es del Tata. No podemos ser más Tatistas que El Tata.