Las cosas se llaman por su nombre, el no cumplir el objetivo siempre es un fracaso. Otra cosa es que a muchos no les gusta la palabra y se niegan a aceptarla ni siquiera como probabilidad.
Claro, en el fútbol como en la vida los objetivos son diferentes de acuerdo a la capacidad y la grandeza del que se esté hablando, ya sea colectivo o individual.
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Equipos grandes algo tienen que ganar independientemente de cómo se den las cosas. Más allá de las lesiones, el buen trabajo del técnico y demás.
Zinedine Zidane hizo un trabajo loable una temporada más al frente del Real Madrid. Hasta los las escépticos incluso terminaron por reconocer que además de un buen gestor de grupo es un técnico completo en todo el sentido de la palabra.
El llegar a instancias finales en la Champions y pelear la Liga hasta la última fecha le dan una buena calificación y si se quedara definitivamente sería justificado.
Pero para el Real Madrid lo único que cuenta es ganar títulos y aunque todo merece su análisis y claro que hay situaciones que dificultan o imposibilitan cumplir objetivos, el no levantar trofeo alguno tiene que ser calificado sin temor a equivocarme de FRACASO con todas las letras y en mayúscula.
En la acera de en frente, un equipo que vive una de las crisis más grandes de su historia dentro y fuera de la cancha y prácticamente a la deriva como el Barcelona, al menos levanto la Copa del Rey.
Ya se prepara lo que viene y es claro que a este Real Madrid más allá de tener a Karim Benzema, le falta una figura rutilante y claro que se abre la expectativa de cara a quien pueda traer Florentino Pérez.
Real Madrid significa títulos, gloria y obligación de triunfos en todo lo que juegue donde lo juegue. Fracaso rotundo.