Mi tía Beatriz me lo decía constantemente cuando muchacho, “Mijo que no lo sorprenda nada, que entre más se vive más se ve” y que razón tenía pese a que en ese entonces yo no le ponía demasiada atención.
Por allá en el 2005 en una reunión con un alto ejecutivo de un medio de comunicación, salió el tema del secuestro de Ruben Omar Romano cuando dirigía a Cruz Azul y me decía, “Las cosas que pasan sobre todo en Latinoamérica son increíbles, imagínese si aquí en Estados Unidos secuestraran a Joe Torre”. Era una reflexión cierta y además que generaba la sensación de que cosas como éstas eran de lo más fuera de lugar que veríamos en el mundo del deporte.
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Pero como la vida nunca nos deja de sorprender, el fin de semana en la NFL y en pleno momento definitorio de la temporada regular vimos una situación tan triste como increíble.
En pleno partido entre los Jets y los Buccaneers de Tampa Bay, el siempre polémico e irreverente Antonio Brown se quitó la camiseta, la tiró a la tribuna y con el torso desnudó se fue saludando al público saliendo por la zona de anotación y abandonó su equipo, y de una vez su carrera en la NFL.
Pese a que su actitud y constantes escándalos debieron sacarlo del deporte profesional hace mucho tiempo, esto fue el trago que rebosó la copa y ratificó que su talento era lo que lo mantenía colgando de un hilo y aún con equipo.
Otra imagen imborrable es la de Brown pidiendo un Uber a las afueras del estadio, en pleno partido, mientras sus compañeros seguían buscando la victoria. Se imaginan a Neymar a las afueras de un estadio de Europa pidiendo un Uber después de abandonar a su equipo en pleno partido?
Sí, me acordé de mi tía y sus sabias palabras, y claro que nunca lo habremos visto todo. ¡Que Horror!