En el fútbol del mundo, si tienes la bendición de dirigir a un grande, pero acabas trágicamente la temporada no siendo campeón, te atrapará la sombra del fracaso y casi seguramente te dirán adiós.
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En la Liga MX eso es más marcado todavía, parecen amar mucho más la horrible palabra fracaso, que la hermosa expresión de gloria.
Casi ninguna prensa titula, después del quinto partido, “este equipo va camino al campeonato”, pero en la tercera o cuarta fecha, cuando un grande todavía no gana, apretamos bien el lápiz y encabezamos con el negro más oscuro, “hay crisis, proceso al borde del fracaso”.
Hoy hablaremos de un equipo, al cual desde el inicio le hemos augurado, con argumentos puramente futbolísticos, que no tiene con que llegar a ser campeón, pero de todas maneras, en el camino, ya vemos cosas que indican que se nota positivamente la mano del entrenador.
Las Águilas del América no se vieron nada bien en su debut ante San Luis y acabaron ganando un partido que bien pudieron perder. Después vino derrota ante Monterrey, donde ninguno mereció ganar.
Semana siguiente, victoria ante Juárez con polémica arbitral, pero donde ya en la segunda parte, hubo una leve sinopsis de lo que busca. En el medio un empate ante un siempre difícil Santos con un gran conductor táctico como Almada.
Este fin de semana, el América se encontró emboscado al arranque del partido por un planteamiento táctico muy agresivo del Puebla.
Siempre remarcamos que todos los equipos deben defender bien para ganar, pero que es elección de cada estratega definir en qué zona del terreno empiezan a hacerlo, de acuerdo a donde ubican su primera línea de confrontación, que no son otros que sus delanteros.
Ahí fue donde el equipo de Larcamón, en el arranque del partido, transformó su táctica de defensa en agresiva y hasta ofensiva, puso presión desde la salida del primer tercio y detrás de los primeros sacrificados en esa zona, salió un ejército de hombres decididos a apretar al jugador americanista que tenía el balón y al unísono, tomar casi en forma personal a los posibles próximos receptores.
Así fue como el equipo camotero consiguió aislar a Córdova de Martin, aunque jugaban muy cerca, y hacer que Laínez y Suárez tuvieran que arrancar de más atrás para sentirse cómodos, transformándose así en menos peligrosos.
Hasta ahí el duelo táctico lo ganaba el más joven de estos “jóvenes entrenadores”, porque hasta Ochoa ya era figura, pero como siempre le decimos, un buen planteamiento lo puede hacer cualquier técnico bien aplicado, pero para ganar con las variantes, hay que ser un fino estratega.
Esta vez la astucia de Solari estaba más a prueba que nunca desde su llegada, por un joven “casi ajedrecista” y un grupo de pupilos convencidos, Larcamón se fue al descanso feliz de lo que había visto y Solari muy preocupado.
Ahora es que comienza el desenlace de la película, cuando ambos empiezan a mover sus fichas, Nicolas, a los 10 minutos de la segunda mitad saca a Tabo, delantero por fuera, para poner al Fideo Álvarez, volante por fuera.
Eso le daba tal vez más posesión para defender con el balón, pero dejó respirar la salida del fondo del América, esperándolo 10 metros más atrás, aflojó la presión en el segundo tercio y Solari, que leyó inmediatamente el error, con un cambio, le dio el jaque mate. Inmediatamente sacó al absorbido Suárez, tiró a Córdova al costado, puso al explosivo Roger detrás de Henry y le ganó el partido.
Abrió más y bien la cancha, provocando por primera vez espacios en carriles internos y por ahí nació el pase de Sebas que se transformó de gol, cuando Roger aplicó toda su potencia en el área y definió cruzado.
El “Indiecito”, no solo revivió a un eterno “desaparecido en acción” como Martínez , sino que además le dio chapa de “Mariscal de campo” a un chico como Naveda, que seguramente otros, por precaución, hubieran llevado de a poco utilizándolo de cambio.
Por estas correctas decisiones que llevaron al resultado, es que nos gusta lo que vemos de Santiago Solari estratega.
Seguramente acertaremos con nuestro pronóstico inicial de que América no está para campeón, no tiene plantel para eso, pero comenzamos a leer movimientos, que denuncian, para el buen lector, de que el equipo está en buenas y expertas manos, las mismas que hoy lo tienen en la cima compartida de torneo.
“Todavía no vuelan, pero ya son Águilas”..
Abrazo de gol, Leo Vega