Donovan Carrillo se convirtió esta semana en el primer latinoamericano en llegar a una final de patinaje artístico en unos Juegos Olímpicos de Invierno. Su presentación lo hizo colocarse en el lugar 22, pero más que su posición en la tabla lo que la gente va a recordar es la imagen de Donovan disfrutando sobre de la pista de hielo.
Hace unos años Carrillo mostró su tarjeta de presentación a los mexicanos cuando realizó su rutina con “Hasta que te Conocí” de Juan Gabriel. El video se hizo viral en pocos minutos. Nos pegó justo donde nos gusta que nos peguen a los mexicanos. En la nostalgia. El divo de Juárez había fallecido recientemente y este homenaje del patinador le llegó a la gente. Escuchar a Juan Gabriel en una final de patinaje artístico no es algo que pensé que vería en esta vida y seguramente a mi idea se unieron millones de mexicanos. Y eso, claro que entusiasma.
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Donovan dijo que aquella elección se debía a que tanto su madre como su abuela son amantes de la música del famoso cantante. En la semifinal de estos Juegos Olímpicos volvió a utilizar una canción que lo lleva a su niñez. “Black Magic Women” de Carlos Santana. Esta decisión fue motivada por el gusto de su padre por el rock del jalisciense.
¿Por qué conecta tan bien Donovan Carrillo con el público mexicano? Porque nos gustaría a todos ser como él. Se ha tenido que sobreponer a muchos prejuicios, burlas y adversidades desde que escogió dedicarle su vida a este deporte. En un pódcast del Washington Post la periodista Rosa Covarrubias dijo algo que no voy a olvidar: Donovan quiere que el deporte no tenga género. Y nos unimos a él.
En un país como México donde generalmente es difícil practicar algún deporte lo es todavía más cuando se escoge uno en el que no está bien visto que una mujer o un hombre lo practiquen ya sea boxeo, ballet, fútbol o en este caso patinaje artístico.
Que el ejemplo de Donovan nos ayude a todos y podamos ver en el futuro a muchos atletas disfrutar en la pista, cancha, tatami o duela como lo hace él donde parece que está en la casa de sus padres un sábado en la mañana y que nadie lo está viendo mientras en las bocinas se escucha:
“Yo jamás sufrí, yo jamás lloré
Yo era muy feliz, yo vivía muy bien
Hasta que te conocí…”
