República Dominicana es cuna de grandes deportistas, especialmente en el béisbol, donde hemos sido testigos del gran talento del país caribeño en las Grandes Ligas. No obstante, hay un caso peculiar en Boston con la atracción de dominicanos que han brillado en los equipos locales.
Según la alcaldía de Boston, mediante un estudio económico poblacional basado en el censo de 2013-2017, referente a la población de dicha región en Estados Unidos, se desprende el dato de que 103 mil dominicanos viven en Massachussets. De ellos, 40 mil residen en Boston, cifra que representa el 6% de la población total de la ciudad. El 40% es nacido en Estados Unidos y el 60% restante fuera del país norteamericano.
Así mismo, durante 2016 se reportó una entrada por salarios (ganado por dominicanos) que asciende a los 403 millones de dólares. Este grupo poblacional también aportó 20.5 millones en impuestos estatales y 6.7 millones en impuestos estatales de ventas.
Es decir, aunque no es un grupo mayoritario, sí representan un gran factor socioeconómico en la zona, sobre todo teniendo en cuenta el tamaño y población de República Dominicana. Por ello, quizá, los atletas dominicanos que han llegado a jugar a Boston han sido tan bien recibidos y, varios de ellos, se convirtieron en ídolos.
Los dominicanos que cautivaron a Boston
Pedro Martínez, desde Manoguayabo, en Santo Domingo Oeste, debutó en Ligas Mayores en 1992 con los Dodgers de Los Ángeles. Para 1998, después de su paso por los Expos de Montreal, llegó a Boston con los Red Sox y se logró consolidar hasta 2004. Ocho veces All-Star, tres veces ganador del trofeo Cy Young y campeón de la Serie Mundial de 2004 junto a dos compatriotas más. Entró al Salón de la Fama de Cooperstown en 2015.
Nos remontamos al año 1999, cuando el ex tercera base Wilton Veras, nacido en Montecristi, hizo su debut y jugó con los Boston Red Sox. Sin pena ni gloria, tuvo una carrera fugaz en las Grandes Ligas. Conectó dos home runs e impulsó 27 carreras durante 85 partidos disputados. No obstante Veras, sin saberlo, parece que abrió una puerta dorada para sus compatriotas.
Tiempo después, Israel Alcántara, originario de la capital dominicana, tuvo también un paso fugaz por los Red Sox. El outfielder/infielder jugó de 2000 a 2001; en las dos temporadas con los Medias Rojas, no pudo acoplarse al ritmo y, aunque venía de un gran éxito en ligas menores, así como un aceptable comienzo en el año 2000 marcando cuatro home runs, rápidamente fue relegado a la banca. Lamentablemente, de vuelta en la filial AAA de los Red Sox, protagonizó una pelea durante un partido, lo que le costó duras suspensiones y la picada de su carrera.
Pasamos ahora con Manuel ‘Manny’ Ramírez, jardinero y bateador designado de Santo Domingo, llegado a los Red Sox en 2001, lugar que mantuvo hasta 2008. La redención dominicana que ganó nueve veces el Silver Slugger Award o Bate de plata, incluido en la lista de 25 jugadores con 500 o más cuadrangulares en la historia y MVP de la Serie Mundial de 2004. Sus 28 jonrones en postemporada es la marca máxima para cualquier jugador en la MLB. Tuvo 12 apariciones en el Juego de las Estrellas, 11 consecutivas desde 1998. Una de las grandes leyendas modernas de los Medias Rojas.
Dos años después de la llegada de Ramírez, su compatriota David ‘Big Papi’ Ortíz, nacido también en Santo Domingo, lo alcanzó en los Red Sox. Desde 2003 hasta 2016. 10 veces All Star, cuenta con el récord de home runs en temporada regular para el equipo con 54. “El más grande clutch-hitter en la historia de los Red Sox” dicho por el dueño. Recientemente inducido al Salón de la Fama de Béisbol en 2022. Campeón de 3 Series Mundiales (2004, 2007, 2013), la primera en 2004 rompió con la ‘maldición del Bambino’ de 86 años sin ser campeones. Su número, el mítico 34, fue retirado de la plantilla en su honor.
Tanto Ramírez, Martínez y Ortiz fueron piezas clave para el éxito de los Red Sox. Ambos han sido inducidos al Salón de la Fama del equipo y son ídolos de la afición originaria de Boston. Dos de los éxitos más grandes surgidos de República Dominicana encontraron su lugar en la capital de Massachussets.
Además, hay dos casos recientes: el oriundo de Santa Cruz de Barahona, Julio Lugo, arribado a los Red Sox en 2007, se mantuvo hasta 2009. Comenzó con un muy pobre promedio de bateo, pero rápidamente corrigió a .444 en julio de 2007. No obstante, no tuvo la suerte deseada y poco a poco fue “apagándose”. Con más pena que gloria, abandonó el equipo para irse con los Cardenales de San Luis.
El caso más reciente en términos de béisbol es el de Rafael Devers, de 25 años. Nacido en Sánchez Ramírez, su talento desde temprana edad hizo que los Red Sox lo firmaran en 2013, cuando Devers tenía 16 años. Su firme carrera en Ligas Menores y equipos filiales lo llevó a debutar en Grandes Ligas el 24 de julio de 2017. Desde ese momento, se ha mantenido con buenas actuaciones en la tercera base. Incluso el año pasado fue elegido para el Juego de las Estrellas. Devers busca ampliar el legado dominicano en Boston, legado que es muy grande.
Finalmente, pasamos del béisbol al básquetbol de la NBA, donde Al Horford ha estado presente, especialmente desde 2016-2019 y 2021-actualidad con los Celtics de Boston. Horford es un basquetbolista dominicano que se convirtió en el primero con su nacionalidad en jugar finales de la NBA (las finales de 2022). El también 2 veces campeón de la NCAA (2006, 2007), ha sido elegido 5 veces como parte del NBA All Star (2010, 2011, 2015, 2016, 2018).
Después de este repaso de dominicanos en Boston, queda claro que la ciudad es un centro de atención y desarrollo para la comunidad caribeña que los arropa como si estuvieran en su propia patria.