El apodo de “pequeño gigante” ya le va quedando chico -y no es ironía- a Gustavo Balart (9-4 MMA). El peleador cubano, que se ha hecho famoso por ser uno de los atletas más diminutos en estatura del circuito (mide 1,49 cm.), ha dejado de ser solo una anécdota o una promesa para convertirse en una verdadera realidad del peso paja de ONE Championship.
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Al principio, muchos dudaban sobre su permanencia en la elite y, ahora, todos se rinden ante su capacidad para imponerse en una de las competencias más duras del panorama mundial de MMA: las 115 libras de ONE Championship.
Con respecto al tema recurrente, su altura, Balart afirmó que ya ha logrado derribar ese mito y que pese a su escaso metro y medio de altura está capacitado para darle guerra a cualquiera:
“Nunca me ha afectado en lo absoluto: al contrario, me da fuerza para seguir adelante. He tenido muchos detractores. Personas que no creen en mí. Pero he podido demostrar que soy fuerte, y que puedo hacer las cosas bien. He demostrado muchas veces mi capacidad”, dijo Balart.
Por último. el cubano -que tiene una dura historia de vida ya que abandonó su tierra natal en las épocas más duras del “bloqueo” para poder conseguir triunfar a nivel internacional- se refirió a lo que significa dejar la patria en busca de sus sueños e incluso, trazó paralelismos con otro representante del deporte cubano como el ex UFC, Yoel Romero: Balart quiere dejar su bandera bien arriba por él…y por su familia.
“Por supuesto que quiero representar a mi país. Estoy muy enfocado en lograrlo. Mas en mi caso, ya que muchas personas no creen que lo pueda conseguir”, dijo Balart.
“Muchos dicen ‘este hombre lo está haciendo muy bien’. Pero eso me ha pasado siempre. Así fue en la lucha. Pensaban que era bueno, y fuerte, pero no lo suficiente para ese tipo de logros. No me ven siendo campeón mundial, como lo fui en la lucha o en las olimpiadas”, dijo.
“Mis hijas siempre ven mis peleas. Mi hija la menor, ella quiere ser luchadora y después peleadora de MMA. Yo quiero llegar a mi casa con ese título y ver la alegría de mis hijas. Ellas se ponen felices cuando me ven ganar, pero al mismo tiempo sufren y lloran cuando me ven perder”, afirmó el peleador de ONE Championship, el gigante de las MMA en Asia que busca hacerse paso en Estados Unidos.