¿Quién sos? ¿Te conozco? Fueron las palabras de Nicolás Otamendi a Ansu Fati después de haber tenido un cruce en la visita del Barcelona al Benfica en la Champions League. Intimidar y marcar territorio en la cancha es válido. Basta con ver lo que hace el Dibu Martínez en los penales metiéndose en la mente de los cobradores. Por si las dudas habrá que aclararle a Otamendi quién es el nuevo 10 del cuadro catalán.
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Después de haber estado poco menos de un año fuera por una grave lesión en la rodilla, Ansu regresó a la cancha el domingo 26 de septiembre. El Barcelona venía de ligar una derrota ante el Bayern Munich y dos empates con rivales modestos en la liga española como lo son el Granada y el Cádiz. Tres resultados que sumieron al cuadro catalán en una depresión que fue curada, momentáneamente, por el regreso del jugador que tiene que ser el faro que guíe el camino del Barça en los próximos años.
Ansu no defraudó en su regreso y marcó el tercer gol ante el Levante con un disparo desde fuera del área. Nada había cambiado. Ahí estaba el mismo jugador que habíamos visto hace 10 meses deslumbrar en Barcelona. La presión es brutal para el joven de 18 años. A partir de esta temporada porta la emblemática camiseta con el número 10, misma que Messi utilizó por quince años. Por cierto, desde el 2000 solamente jugadores latinoamericanos habían portado este dorsal. Empezó Rivaldo, después fue Riquelme y por último Ronaldinho fue el encargado de heredarle la camiseta al hoy jugador del PSG.
Esa presión parece llevarla bastante bien Ansu Fati quien debutó apenas cuando tenía 16 años con uno de los equipos más importantes del mundo y parecía estar jugando todavía en la cancha de la esquina de su casa. Una casa que ha cambiado de barrio, ciudad y país más veces de lo habitual.
Nació en Guinea-Bisáu y fue hasta los seis años cuando llegó a vivir al sur de España junto con el resto de su familia. Su padre había llegado unos años antes buscando una vida mejor para él y su familia. Y vaya que la encontró. Cuenta el padre que nunca había visto jugar fútbol a Ansu, pero que este le decía todos los días que lo llevara a una cancha para poder jugar. Un día al ir al trabajo lo dejó donde estaban jugando varios chicos y le dijo que lo veía de regreso en la casa en la noche cuando regresara de trabajar.
Cuando regresó a la casa sufrió un susto muy grande al ver a muchas personas esperándolo junto con su hijo. Él pensó que algo grave había ocurrido hasta que alguien le preguntó que si alguna vez había visto a su hijo jugar. A lo que respondió que no. En ese momento le informaron que Ansu Fati era el mejor jugador que la gente del pueblo había visto pateando un balón.
En los días siguientes la familia Fati recibió varias ofertas. Primero jugó en el Sevilla y después llegó a los diez años al equipo catalán.
Ansu Fati es el presente y futuro del Barça. No hay más. Esperando que no vuelva a tener una lesión que lo aleje tanto de las canchas en los próximos años vamos a gozar de su juego. Es una buena noticia para el fútbol y un gran ejemplo para los niños que están en un lugar desfavorecido y que sueñan con llegar a lo más alto en el balompié.
Ansu Fati olvidará el nombre de Nicolás Otamendi muy pronto, mientras que el argentino no se cansará de escucharlo en todas partes en los próximos años, ahí seguramente recordará quién es y cómo lo conoció.