¿A dónde van los muertos? Así se pregunta la banda de rock mexicana Kinky en una de sus mejores canciones. En estos días fuimos testigos de una muerte de Ronald Koeman que se veía venir desde el verano o como muchos periodistas deportivos titularon citando a Gabriel García Márquez: “Una crónica de una muerte anunciada”.
Todos sabíamos que Ronald Koeman iba a dejar de ser el entrenador del Barcelona. La pregunta era cuándo iba a ocurrir esto. El destino quiso que Radamel Falcao fuera el encargado de darle una buena excusa a Joan Laporta para por fin echar al técnico holandés que estaba a punto de caer noqueado después de la dura derrota ante el Real Madrid en el Clásico.
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Koeman no es el único responsable de la actualidad que está viviendo el cuadro culé. Está claro que tiene mucha responsabilidad, pero no es problema principal. Pocos jugadores de la actual plantilla podrían haber sido titulares en otra época del Barça. Hay que reconocerle que tomó al equipo cuando las cosas estaban muy complicadas.
Lo fácil hubiera sido quedarse en la selección holandesa para disputar la Eurocopa. En su país natal todavía no se le perdona el haberse marchado antes de la Euro en donde su sucesor, Frank de Boer, hizo el ridículo al caer en octavos de final ante la República Checa. La sensación es que con Koeman eran candidatos al título.
Tuvo claroscuros en su paso por el Barcelona. Ganó una Copa del Rey y potenció a jugadores jóvenes como Pedri, Ilaix y más recientemente a Nico y a Gavi. Se equivocó en la elección de algunos refuerzos, siendo el más claro ejemplo Luuk de Jong y tenía detalles tácticos que siguen siendo difíciles de entender. Como poner a Sergiño Dest de extremo derecho. Estos dos últimos ejemplos se pueden explicar desde la actualidad del Barça. Ni Luuk de Jong, ni Sergiño Dest hubieran sido refuerzos si a nivel directivo se hubieran hecho bien las cosas.
Ahora todos los caminos conducen a Xavi. Otra elección hubiera sido terrible para Laporta. El exjugador del Barcelona tiene mucho crédito con la afición, así que si las cosas no van bien al principio se le va a tener más paciencia que a otro entrenador que no haya pasado por ahí. Así ocurrió con Koeman, aunque el recuerdo del holandés como jugador está mucho más lejos que el de Xavi y las nuevas generaciones solamente han visto en YouTube el golazo ante la Sampdoria que les dio su primera Champions League.
No es coincidencia que en semana de Día de Muertos haya rodado la cabeza de Koeman. Su suerte estaba echada desde hace mucho tiempo. Incluso desde que Laporta ganó las elecciones. La derrota ante el Rayo fue la mejor excusa que pudo tener para echarlo.
¿A dónde van los muertos? Por ahora a los juzgados ya que la pelea por el finiquito con el Barcelona va a ser larga. Lo vimos con Quique Setién. Sigue sin cobrar y sin dirigir a algún equipo. Este es el camino que le espera a Koeman por haber seguido su sueño de dirigir al equipo de sus amores.