Acabamos de ver como el Real Madrid levantó un trofeo más. La Supercopa española en este formato de cuatro equipos y en Arabia Saudita nos dejó la ratificación de lo visto hasta al momento de parte del equipo de Carletto Ancelotti.
Si bien para el Madrid es una Copa menor, es uno de esos títulos que si no lo ganaba le iban a llover las críticas y al ganarlo no genera grandes alabanzas sino una sensación de título obligatorio para un grande de verdad.
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El objetivo al iniciar la temporada para un grande como el Madrid nunca será la Supercopa, pero esta Copita abre la brecha de esperanza y continuidad. Este Real Madrid vuelve por sus fueros y no solo parece encaminado a ganar La Liga, sino que también pone a soñar a los merengues de cara a la Champions y el enfrentamiento en octavos contra PSG.
Más allá de que lo amen o lo odien, no hay nada más esperanzador para el fútbol en general que ver al Madrid en lo más alto de la competitividad. El equipo que más genera emociones en el mundo de clubes tiene que ser protagonista en todos los frentes.
Y esa esperanza de competitividad, se complementó con un inolvidable clásico en semifinal ante el Barcelona, en el que vimos a los de Xavi competir de tú a tú, lo que engrandece la ilusión de seguir viendo esa hermosa rivalidad en La Liga y con la paridad y el nivel que merece.
Aunque para muchos es un formato rebuscado y algunos se ofenden por el hecho de que se juegue fuera de España, también hay quienes aplaudimos llevar eventos a diferentes puntos del planeta, conscientes de que hoy vivimos en una gigantesca aldea que todos podemos acceder y disfrutar.
Sí, claro que fue una Supercopa para la esperanza del Real Madrid, incluso del Barcelona, y por supuesto de La Liga.