El reinado de Kawhi Leonard como el mejor jugador del mundo puede ser corto.
Leonard ganó este título exclusivo después de completar una carrera histórica de playoffs con su antiguo club, los Toronto Raptors y entregar el primer título de la NBA a un equipo fuera de los Estados Unidos.
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En poco menos de 11 meses, Leonard pasó de ser condenado al ostracismo en la ciudad donde alguna vez ayudó a entregar un campeonato (San Antonio, 2014), a ser el salvador y el “caballero blanco”, de una organización que algunos habrían dicho (yo) que era alérgica a la prosperidad.
En el presente, Kawhi ha llevado sus talentos a Venice Beach, pero no para jugar para la franquicia de glamour de la NBA (Lakers), sino para legitimar al pelirrojo hijastro de la ciudad (Clippers), confinado al “otro lado” del Staples Center.
En mi opinión, este año, cuando se presentó el panorama de la NBA, Leonard conduciría a los Clippers a su primer campeonato en la historia de la franquicia y derrotaría a LeBron para convertirse en el primer jugador en entregar un título a tres ciudades diferentes.
Si, por algún milagro, el comisionado Adam Silver logra que la liga regrese en la actual temporada, Leonard se seguiría manteniendo en la cumbre, pero en lo que respecta a la próxima temporada y las que siguen, no podría mantener su corona por mucho tiempo.
Ahora, ¿cuál es la mayor diferencia entre el panorama del baloncesto de este año y el próximo?
El retador más fuerte de Kawhi Leonard para el título de “mejor en el mundo” no ha jugado desde el quinto partido de las Finales de la NBA del 2019 cuando se rompió el tendón de Aquiles con menos de 10 minutos para el final de la primera mitad… Sí, y lo digo con pleno reconocimiento de las temporadas que han tenido el “Greek Freak” y el “King James”.
Creo que cuando comience la temporada 2020-2021, el equilibrio de poder en la Conferencia del Este se trasladará de los Milwaukee Bucks hacia los Brooklyn Nets. En ese momento seré conservador y apostaré a que la versión de Kevin Durant que obtendremos después de su rehabilitación será similar a su última actuación en el Juego 5. Según mi estimación, la versión de KD que vimos en ese juego es un Durant con el 80% de su forma y todavía parecía que iba a superar los 35 puntos esa noche.
En 12 minutos del Juego 5, KD anotó 11 puntos sin perderse ninguno de sus tres intentos de tres puntos y lanzar dos tiros libres. Antes de romperse su Aquiles, era evidente que el impacto en ese juego era mucho mayor de lo que indicaban sus números. Mientras Durant dominaba eficientemente a su propio ritmo, nunca pensé que Toronto ganara ese juego. Aunque físicamente limitado, Durant seguía siendo el mejor jugador en tocar la cancha esa noche.
La lesión de Durant probablemente le costará su primer paso explosivo en los viajes a la canasta, pero su puntería de élite en combinación con su tamaño y habilidades aún lo hacen tan peligroso como siempre. Es uno de los nueve jugadores en la historia de la NBA que ha sido nombrado en el “Club de los 50, 40, 90” que se otorga a aquellos que disparan al menos 50% desde el campo, 40% en canastas de tres puntos y 90% desde el tiro libre, según NBA.com.
No importa que el desgarrado Aquiles pueda costarle a KD algo de su velocidad, sigue siendo uno de los jugadores más inteligentes de toda la liga sin debilidades ofensivas en comparación con los otros dos retadores de Kawhi Leonard (Antetokounmpo, James).
En las últimas tres temporadas de Durant con los Warriors, lo vimos pasar de una máquina de puntuación letal a convertirse en un jugador de baloncesto posiblemente perfecto. En Golden State, Durant perfeccionó sus habilidades como bloqueador de tiros y defensor en relevos importantes llevando su juego a alturas que muchos aún hoy no le dan crédito por el simple hecho de que él eligió firmar hace cuatro años con un equipo que ya estaba muy armado.
En la NBA, cuando un jugador se lesiona y se ve obligado a perder una cantidad de tiempo prolongada, ocurre un fenómeno raro en el que los fanáticos y los “expertos en medios” se olvidan de las habilidades y capacidades de los jugadores. Me parece que la última víctima de esta infamia es Kevin Durant y, en el futuro previsible, uno de los anotadores más letales de la historia seguiría siendo subestimado.