En un giro inesperado de resistencia y estrategia, el equipo de Ferrari, integrado por el piloto español Miguel Molina, el italiano Antonio Fuoco y el danés Nicklas Nielsen, se coronó campeón de la 92ª edición de las 24 Horas de Le Mans. La carrera, que tuvo lugar este domingo, estuvo dominada por la presencia de la lluvia y una extensa intervención del coche de seguridad que duró más de cuatro horas durante la noche, elementos que jugaron un papel crucial en el resultado final.
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El equipo Ferrari enfrentó momentos de tensión cuando una falla en la cerradura de la puerta derecha obligó a Molina a realizar una parada imprevista en boxes con solo una hora y 42 minutos restantes. A pesar de este contratiempo, que amenazaba su liderato, la reaparición de la lluvia les brindó una ventaja táctica. Esta situación les permitió reducir el número de paradas necesarias, lo que fue decisivo para mantener su ventaja y asegurar la victoria con menos detenciones que sus competidores.
La habilidad para adaptarse rápidamente a las condiciones cambiantes demostrada por el equipo Ferrari resalta la imprevisibilidad y la emoción inherente a las carreras de resistencia.