A sus 26 años, la hija de Terence Pegula, propietario de los Buffalo Bills tiene la vida resuelta, pues la fortuna que algún día heredará actualmente ronda en 6 mil millones de dólares.
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Con semejante aliciente y sin presión alguna más allá que divertirse, Jessica Pegula practica tenis desde que tenía siete años. Sin embargo, desde 2011, año en que debutó como jugadora profesional, nunca había mostrado un avance tan significativo en su trayectoria por encima de la posición 55 que logró a ocupar en el ranking de la WTA.
Si bien, Jessica había disputado cuatro torneos de Grand Slam en ninguno de ellos había llegado tan alto como en el Abierto de Australia, donde parece haber superado sus lesiones de rodilla y cadera que en algún momento la hicieron pensar en un prematuro retiro de las canchas.
La realidad es que en el Melbourne Park, Jessica Pegula abrió la semana con una gran exhibición que le permitió sorpresivamente eliminar a la quinta favorita del torneo, Elina Svitolina, para así avanzar a la ronda de cuartos de final, donde se medirá a su compatriota Jennifer Brady, clasificada como número 22 del mundo.
Sin importar lo que suceda en ese duelo, los ojos de los aficionados al tenis han fijado su atención en Jessica Pegula, a quien además le gusta emprender proyectos ajenos a los de su padre como son la apertura de un restaurante y el lanzamiento de una línea de cosméticos.
“Cuando era más joven quería hacerme un nombre por mí misma. Luego me di cuenta de que tenía que convivir con esta situación familiar y pasármelo bien”, aseguró recientemente la tenista estadounidense actualmente ranqueada en el lugar 61 a nivel global.
