El rostro de la española Miriam Gutiérrez son una muestra evidente de los estragos que puede provocar el hecho de subir al ring para enfrentar a un oponente de mayor calibre.
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El pasado fin de semana, la puertorriqueña Amanda Serrano se dio un festín al imponerse de manera contundente a una rival que recibió 236 golpes.
Aunque Gutiérrez no fue noqueada en la Amalie Arena Tampa, Florida, Estados Unidos, al finalizar la contienda fue directo a un hospital donde le realizaron una evaluación médica para evitar cualquier lesión peligrosa.
A pesar de la paliza que le dieron la boxeadora española se dio el tiempo necesario para dedicarle unas palabras a su oponente.
“Orgullosa de pelear con una grandísima boxeadora y de haber podido disfrutar y pelear con ella. Respeto y pasión por el mismo deporte y peleando con las mejores avanzamos”, escribió en redes sociales.
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