Este artículo se publicó originalmente en febrero de 2022 como parte de un proyecto para celebrar el legado y valiosa aportación de los deportistas afro latinos con motivo del Mes de la Historia Afroamericana. Hoy, lo volvemos a publicar siguiendo el mismo propósito.
Un boxeador elevado a héroe, un cubano que se yergue a la derecha de Zeus en el Olimpo. Teófilo Stevenson Lawrence, la leyenda de ébano sobre los cuadriláteros, es una de las más grandes figuras afrolatinas del deporte. Enarbolando la humildad y el respeto como estandartes conquistó el corazón de su pueblo. Recordamos a este pugilista durante el Black History Month.
Nació en Las Tunas, en el seno de una familia pobre. Su padre, Teófilo Stevenson Parsons, era un guajiro (campesino) cañero proveniente de San Vicente. Su madre, Dolores Lawrence, era hija de inmigrantes de la isla San Cristóbal y también trabajaba en el campo.
Cuando era niño, Teófilo Stevenson siempre se la pasaba de pleito, por lo que blandir los puños para defenderse fue algo inherente en él. Por fortuna fue a parar con John Herrera, un excampeón de peso completo de Cuba, quien comenzó a entrenar al mulato pendenciero.
Poco después, en 1966, inició su trayectoria en el deporte de los puños, pero los resultados no fueron favorables, incluso fue derrotado en 20 ocasiones. Sin embargo, continuaron puliendo su técnica y en 1969, cuando tenía 17 años de edad, obtuvo el segundo lugar en el Campeonato Nacional, por lo que fue seleccionado para entrenar con los coaches Andrei Chervonenko y Alcides Segarra.
Stevenson comienza su ascenso al Olimpo
Las largas horas en el gimnasio rindieron frutos de inmediato. En 1970, en La Habana, el joven boxeador noqueó a Nancio Carrillo, quien en aquellos años dominaba la división de los pesos completos en Cuba.
Sus primeros Juegos Olímpicos fueron en Múnich 1972 y pronto hizo sentir el peso de su puño. Noqueó en cuartos de final al estadounidense Duane Bobick, en la semifinal le pasó encima al alemán Peter Hussing y se llevó la medalla de oro sin pelear debido a que el rumano Ion Alexe se lesionó.
Tras su participación recibió varias ofertas para que desertara de la selección cubana y pudiera enfrentar a Joe Frazier por el campeonato mundial de peso completo. Se habló de una bolsa de un millón de dólares, pero Teófilo fue contundente:
“Prefiero el cariño de ocho millones de cubanos y no cambiaría mi pedazo de Cuba ni por todo el dinero que me puedan ofrecer”.
Su leyenda comenzó a forjarse. Montreal 1976 fue su segundo compromiso olímpico. Stevenson tenía 24 años de edad y estaba en su mejor forma. El púgil afrolatino noqueó en la semifinal al estadounidense John Tate, quien a la postre obtuvo el cetro pesado de la AMB; luego se midió ante el rumano Mircea Simon, a quien también mandó a dormir para obtener su segundo oro olímpico. Su ascenso fue imparable.
Ali vs. Stevenson, se intentó pero no se concretó
Tras el oro de Montreal, Stevenson estaba en la mira de muchos promotores, quienes deseaban ver al cubano en el profesionalismo y poder amarrar un combate contra Muhammad Ali, el rey de los pesos completos.
En 1977, la Federación Cubana de Boxeo le propuso a la Asociación Internacional de Boxeo Amateur (AIBA) y al Consejo Mundial de Boxeo (CMB) que se desarrollaran una serie de peleas entre Stevenson y Ali en Estados Unidos y bajo ciertas condiciones que tanto el CMB como la AIBA rechazaron.
En 1978, durante un torneo en Nueva York, el propio promotor Don King le ofreció al “Gigante Cubano” cinco millones de dólares para que peleara contra Ali, pero volvió a negarse y el ansiado combate jamás se realizó porque Stevenson se mantuvo siempre fiel a Cuba y al presidente, el comandante Fidel Castro.
Triple campeón Olímpico
Moscú 1980 fueron los terceros Juegos Olímpicos de Stevenson y la selección de Estados Unidos, debido a un boicot contra el gobierno de Rusia, no se presentó. Teófilo le aplicó cloroformo al polaco Grzegorz Skrzecz en la ronda de cuartos y en la semifinal venció al húngaro Istvan Levai. Finalmente, se colgó su tercera presea olímpica de oro al imponerse por decisión (4-1) al ruso Pyotr Zayev.
Teófilo también sería favorito para subir a lo más alto del podio en Los Ángeles 1984, pero las delegaciones cubana y rusa, en el punto más álgido de la Guerra Fría, no acudieron a las justas olímpicas en territorio estadounidense.
Retiro y muerte del eterno campeón
Cuba también decidió boicotear los Juegos Olímpicos de Seúl 1988 y el veterano Stevenson, quien era considerado un “héroe de la nación” optó por retirarse del boxeo, pero se empleó como entrenador y funcionario del deporte en Cuba.
Fue el 11 de junio de 2012 cuando se estremeció Cuba y el mundo del olimpismo: Teófilo Stevenson Lawrence, a los 60 años de edad, murió de un ataque cardíaco en La Habana. El símbolo del boxeo cubano cayó ante el único rival que sus puños no pudieron doblar.
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Muhammad Ali, ex campeón mundial de los pesos completos y amigo de Teófilo, envió su pésame por medio de un comunicado.
“[…] Siempre recordaré el encuentro con el gran Teófilo en su Cuba natal. Él fue uno de los grandes de este mundo, y a la vez fue un hombre cálido y abrazable. Mis condolencias para su familia y amigos. Que descanse en paz”, decía parte del mensaje de Ali.
LOGROS MÁS DESTACADOS
Juegos Olímpicos
3 oros olímpicos (Múnich 1972, Montreal 1976 y Moscú 1980)
Juegos Panamericanos
2 oros (Ciudad de México 1975, San Juan 1979)
1 bronce (Cali 1971)
Juegos Centroamericanos y del Caribe
2 oros (Santo Domingo 1974, La Habana1982)
Campeonatos Mundiales
3 oros (La Habana 1974, Belgrado 1978, Reno 1986)
Campeonatos Centroamericanos y del Caribe
6 oros (La Habana 1970, San Juan 1971, San José 1972, Ciudad de México 1973, Caracas 1974, Panamá 1977)
Pequeña oda a un negro boxeador cubano (fragmento) de Nicolás Guillén
“[…] Es bueno, al fin y al cabo,
hallar un punching bag,
eliminar la grasa bajo el sol,
saltar,
sudar,
nadar,
y de la suiza al shadow boxing,
de la ducha al comedor,
salir pulido, fino, fuerte,
como un bastón recién labrado
con agresividades de black jack.
Y ahora que Europa se desnuda
para tostar su carne al sol
y busca en Harlem y en La Habana
jazz y son,
lucirse negro mientras aplaude el bulevar,
y frente a la envidia de los blancos
hablar en negro de verdad”.