Subirte a la lomita de las Grandes Ligas, conlleva una gran responsabilidad, pero para Pedro Martínez, este parecía su parque de diversiones a la hora de retirar enemigos.
El quisqueyano se convirtió en uno de los lanzadores más temidos en toda la historia para ser enaltecido en el Salón de la Fama de Cooperstown como una leyenda.