Como una de las grandes proesas de la industria cinematográfica, parece que la profesía de Disney con el discurso de “Donde los sueños se hacen realidad”, los New York Knicks han escrito su propio cuento de hadas.
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La franquicia neoyorquina tuvo su momento de fama en el imperio de películas infantiles, recordando a la hoy ganadora del Oscar: “Soul”, plasmada por la historia de los últimos años con la que este equipo le ha entregado a sus aficionados, solo desgracias, retribuyendo al resumen de un comentarista de la NBA, donde enfatizó “Y los Knicks pierden otro partido” tras el fallo del jugador en una clavada segura.
El desenlace para los de ‘La Gran Manzana’ ha roto por completo estas afirmaciones, incluso, ya las superó, y es que lo que ha hecho Tom Thibodeau con este grupo, es formidable.
De cara a los próximos Playoffs de la campaña 2020-2021, actualmente son cuartos de la Conferencia Oeste y teniendo en sus manos, la racha que le dio señales de vida con los nueve triunfos consecutivos, marca que no conseguía desde la temporada 2012-2013, cuando terminaron segundos en la conferencia.
Es necesario desmenuzar las claves de los Knicks que han devuelto las sonrisas a las calles de Nueva York para ser un equipo protagonista y soñar con el título en sus vitrinas desde aquel lejano 1973, y dentro de la duela todo empieza por un nombre: Julius Randle.
El oriundo de Texas está viviendo el mejor momento de su carrera, poniéndose a la cabeza de este proyecto con 24.2 puntos, 10.3 rebotes y 5.9 asistencias por partido; además, la presencia que tiene fuera del perímetro es abismal con un 42.2% desde esta vía.
“Se preparó para esto”, dijo Tom en su momento tras la victoria ante Dallas Mavericks, refiriéndose al ímpetu del ala-pivote, quien no solamente ha entablado esta cantidad de números en lo indivual, sino que son estos mismos los que han dado factura de los triunfos de la franquicia.
En la otra cara de la moneda, Thibodeau se ha convertido en el recetario perfecto que necesitaban los Knicks, que a pesar de la juventud con la que cuenta su plantel, la medicina que este entrenador ha inyectado no solo a los jóvenes talentos, sino también a los experimentados como Derrick Rose, es verdaderamente envidiable.
Con un récord positivo de 36-28, este entrenador ha impregnado orden y seriedad dentro de la cancha para fortalecer el núcleo defensivo, algo que jamás Mike D’Antoni, Mike Woodson, Derek Fisher, Jeff Hornacek y David Fizdale, pudieron hacer.
Está claro que la pésima temporada pasada ya está desechada, esa marca de 21-45 quedó en el olvido, y si alguien imaginaba lo que la afición neoyorquina está viviendo actualmente, absolutamente todos, lo tacharían de locos, principalmente, Stephen A. Smith, comentarista de ESPN y uno de los más fieles seguidores.
Comiencen a soñar, comiencen a gritar por las calles de ‘La Gran Manzana’ que esta es la hora, comiencen a orquestar su propia historia de Disney, comiencen a ser esos Knicks que toda la NBA extraña y brincará de la alegría por tenerlos de regreso en una postemporada.