Naomi Osaka, tenista de madre japonesa y padre haitiano, ha sido una de las más grandes revelaciones del mundo del tenis en los últimos años. La atleta de 25 años de edad sorprendió al mundo por primera vez en 2016 con una serie de buenas actuaciones que le valieron el premio de la WTA a la mejor tenista revelación de ese año, y desde entonces no ha hecho más que mejorar cada temporada.
Osaka nació en Japón, pero a los tres años su familia se mudó a Estados Unidos, donde se crió y empezó a florecer su amor por el tenis. Desde 2014, la tenista comenzó a mostrar cosas interesantes cuando venció a Samantha Stosur, ex-campeona del Abierto de Estados Unidos, en el torneo de Stanford.
2018, la consolidación de Naomi Osaka
Después de un tiempo llamando la atención de propios y extraños, el momento de brillar para la nipona llegaría en 2018, año en el que se impuso a Simona Halep, la entonces número uno del mundo, en las semifinales del prestigioso torneo Indian Wells, para posteriormente ganar la final en contra de la rusa Daria Kasátkina.
Siete meses más tarde, esta vez en el U.S Open, Osaka logró lo inimaginable: derrotar a su referente de la infancia, nada menos que a Serena Williams en la final por 6-2 y 6-4, catapultando así su carrera al estrellato para posicionarse en el cuarto lugar de la clasificación de la Asociación de Tenis Femenino (WTA).
Los éxitos para Osaka no acabaron ahí, pues gracias a que continuó demostrando su gran nivel, le valió para añadir un nuevo título a su vitrina: El Abierto de Australia. Naomi se midió en la final a la bicampeona de Wimbledon Petra Kvitova, sin duda, un partido cardíaco en el que la japonesa escapar tres breakpoints en el segundo set; por lo que el campeonato tuvo que definirse en un tercer set.
La joven logró darle la vuelta a la situación y terminó ganando en tierras australianas con un 7-6, 5-7 y 6-4 para convertirse en la primera tenista de la rama femenil en conquistar dos Grand Slams consecutivos desde que Jennifer Capriati lo hiciera en el lejano 2001.
Con estas actuaciones, Naomi Osaka escaló a la cima del tenis como la nueva número uno del ranking de la WTA, siendo la primera jugadora japonesa y la primera asiática que obtiene este hito; reconocimientos que le dieron el honor de encender la antorcha olímpica para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, algo jamás realizado por una tenista.
La caída y el retorno
Sin embargo, no todo ha sido color de rosa en la carrera de la tenista japonesa. Y es que en la justa olímpica fue eliminada en la tercera ronda por Marketa Vondrousova, quien eventualmente se llevaría la medalla de plata. Sin duda, una decepción para Naomi tomando en cuenta que era la favorita para llevarse el oro en su propio país.
Además, Osaka comenzó a tener una serie de malas actuaciones que le afectaron emocionalmente, a tal grado de bajar hasta el puesto 85 de la WTA. Además, fue víctima de las lesiones, especialmente por un fuerte dolor abdominal que no dejaba de molestarle.
En los últimos meses, Naomi sorprendería una vez más al mundo anunciando su embarazo y, por consiguiente, dio paso a retiro momentáneo de las canchas. Recientemente, ha dicho que se siente muy ansiosa por regresar y volver a dar lo mejor de sí, pero que también la emociona el hecho de ser madre y darle todo su amor a su bebé. Oficialmente, no volverá a competir hasta el Abierto de Australia 2024.
Y es así como Naomi Osaka, la pequeña chica japonesa que llegó a los Estados Unidos, se ha consagrado como una de las mejores tenistas asiáticas en la historia a tan corta edad. Su influencia es tan grande que la revista TIME la incluyó en su lista anual de cien personas más importantes del mundo en 2019 y 2020, siendo el rostro de la portada; y ni hablar de su propia muñeca Barbie.
Evidentemente, Osaka es alguien que ha puesto en alto a la cultura Asiática, y nosotros esperaremos ansiosos su regreso a las canchas para que siga escribiendo su legado en el tenis.