La gran bomba del pasado draft de la NFL realizado en Cleveland, Ohio no tuvo nada que ver con las selecciones realizadas esos tres días. El shock para el fútbol americano vino de la mano de las insólitas declaraciones que Aaron Rodgers realizó a la liga: “Ya no quiero jugar en Green Bay”.
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Una novela que llevaba años gestándose llegó a su clímax en una de las noches más importantes del año. Según Adam Schefter, analista para la cadena de ESPN y quien fue el primero en dar la noticia, “la relación entre Rodgers y la administración de los Packers está completamente fracturada“.
El tres veces Jugador Más Valioso está tan molesto con Brian Gutekunst, gerente general del equipo, por no apoyarlo y por draftear al masrical del campo, Jordan Love en el 2020 para eventualmente sustituirlo. La situación entre los dos personajes involucrados es tan crítica que Rodgers ya le comunicó al resto de sus compañeros que duda mucho volver a jugar con ellos.
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Bajo este contexto, los Denver Broncos y John Elway, su presidente, están dispuestos a poner todas sus fichas al centro y ofrecer lo que pida el nativo de California para que se una a su plantilla.
Esta sería una situación ideal por múltiples factores. Elway tendría la oportunidad de tener un QB élite desde que Manning se retiró y Rodgers la posibilidad de vivir en una ciudad mucho más grande que Green Bay (algo que siempre ha deseado, pero nunca lo ha expresado abiertamente).
Los Broncos necesitan de alguien del calibre del jugador salido de la Universidad de Berkeley si es que pretenden competir por un boleto a playoffs en una división en la que Mahomes, Herbert y Carr son la competencia. El plan de contingencia con Teddy Bridgewater y Drew Lock está destinado a fracasar, pero los de Colorado no están dispuestos a reconocerlo.
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La única pregunta que queda por contestar es si ¿John Elway está dispuesto a invertir el futuro de su equipo por un jugador con 38 años de edad? Si Denver considera que son capaces de repetir el éxito de Tom Brady en Tampa Bay, entonces cada minuto que pasa en el que no le marcan a los Packers para cerrar el contrato es una oportunidad perdida para agregar la pieza final a una posible escuadra contendiente al Super Bowl.