Aquello que inició como un simple ‘chiste’, hoy tiene en la cuerda floja a la Selección Mexicana con la resistencia de un pueblo azteca que retumba con mayor potencia en los estadios con el famoso grito homofóbico, el cual no ha dejado dormir a la Federación Mexicana de Fútbol (FMF) para llegar a un ‘acuerdo’ con los aficionados y abolir por completo esta expresión.
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Recientemente, la FMF había recibido una sanción por parte de la FIFA ante este cántico, en el que el Tri sería sancionado con la ausencia del público en el Estadio Azteca para sus primeros dos compromisos del Octagonal Final de la CONCACAF rumbo al Mundial de Qatar 2022 ante Jamaica y Canadá, los cuales se jugarán el 2 de septiembre y 7 de octubre, respectivamente; además de un castigo económico de 1,348,300 pesos.
Sin embargo, cuando parecía que ante dichas sanciones y los llamados de atención de Yon de Luisa y Gerardo Martino, la afición no cedió y encaminó en dos ocasiones la detención del encuentro del pasado sábado frente a Trinidad y Tobago en el arranque de la Copa Oro, pero ¿cuál es el origen detrás de este grito que puede dejar sin Mundial a México?
Para hablar de este acontecimiento, se tiene que remontar 30 años atrás en la ciudad de Monterrey, donde una inofensiva exclamación presentada en las porras de un equipo llamado Potros de la Asociación de Fútbol Americano Infantil de Monterrey, retumbó las gradas con cada patada inicial en la que se escuchaba “Eeh… Pum”, influenciando a los aficionados de todo el estado.
A su vez, esta expresión se esparció 10 años más tarde dentro de la Organización Nacional Estudiantil de Fútbol Americano, en la que la porra del Estadio Tecnológico mostraba su apoyo hacia los Borregos Salvajes del Instituto Tecnológico de Monterrey.
Sin embargo, sería hasta 1999 que el grito se haría viral en un escenario profesional, donde Oswaldo Sánchez sería el primer arquero en recibirlo por parte de la afición del Atlas en el Estadio Jalisco, por lo que tres años después, la frase se hizo presente nuevamente en terreno tapatío durante el preolímpico rumbo a Atenas 2004 para terminar extendiéndose internacionalmente en el Mundial de Alemania 2006.
El grito comenzó a optar la postura de la cultura mexicana dentro de los diferentes recintos en los que se presentaba el combinado nacional, hasta que en 2014, la FIFA terminó sorprendiendo de la peor manera a la Femexfut al iniciar con las investigaciones que determinaron una multa tras los reportes en contra del racismo en Europa durante el encuentro entre México y Brasil, ya que ambas aficiones protagonizaron un episodio en el que el grito fue parte de sus conductas.
Desde entonces, las multas y castigos para la federación no han parado y ya se han acumulado 14 sanciones por la FIFA, las cuales comenzaron a hacer ruido desde 2015, de acuerdo al artículo 67 del Código Disciplinario del organismo del fútbol mundial, que externa medidas disciplinarias por conductas inapropiadas del público.
La “tradición” ha metido en un grave lío a los dirigidos por el ‘Tata’ con el que podrían hasta ser expulsados de la próxima justa mundialista y, de continuar, podría afrontar la pérdida de la sede para 2026 que comparte junto a Estados Unidos y Canadá, mientras encara una investigación pertinente por los hechos ocurridos en un duelo amistoso ante Islandia en la ciudad de Dallas el 29 de mayo, donde en diferentes ocasiones, la porra mexicana hizo caso omiso de la petición.
“El riesgo del Mundial 2026 existe si esto no termina y termina ya, ¿cómo podemos querer ser sede de un Mundial si vamos a tener nuestros estadios vacíos?”, externó de Luisa hace unas semanas en una rueda de prensa.
“Cualquier actividad de la Selección Nacional en donde exista el acto discriminatorio, será sancionado por la FIFA. La gente que no se quiera comportar, no tendrá espacio en nuestras tribunas de fútbol”, recalcó.
Por ahora, el panorama parece incrementar su tensión y con los más recientes acontecimientos y decisiones tomadas por la FMF ante el impedimento del ascenso de Irapuato FC a la Liga de Expansión, los aficionados han tomado este grito como forma de protesta que tuvo lugar en el empate a cero entre México y Trinidad y Tobago por la Copa Oro.