Si hay algo que le duela más a un hincha es que su equipo pierda la categoría, que se vaya a la B. Eso le acaba de pasar a Cruzeiro uno de los equipos más históricos de Brasil y de Suramérica.
Y tristemente le ha pasado este fin de semana cuando en su estadio de Belo Horizonte cayó ante Palmeiras 2-0. El final no pudo ser más trágico al presentarse hechos violentos en la tribuna, lo que obligó a que el partido terminara antes de lo previsto.
Cruzeiro pagó con creces la peor campaña en su historia, con una nómina de pocas estrellas y con un saldo de cuatro técnicos en la temporada, que nada pudieron hacer para llevar a un buen puerto a este navegante gigante.
Un Cruzeiro además adeudado hasta lo inimaginable, con impago de su nómina por meses y que hace insostenible a su presidente. Más de 145 millones de dólares en déficit hace que Cruzeiro no tenga un buen panorama para subir pronto.
Una pena por un grande, por un histórico, por el que pasaron jugadores de élite como Tostao, Ronaldo, Rivaldo, Sorín y tantas otras figuras internacionales; una tristeza por equipo campeón de Copa Libertadores en dos oportunidades, campeón de Brasileirao en varias ocasiones.
Una enorme aflicción por un club de talla mundial, de jerarquía cuyo descenso es comparable como el que vivió River, Juventus, América.
Un desconsuelo por su torcida que no merecía tener un amargo descenso y que ha visto como la camiseta de su equipo se ha visto mancillada por quienes no supieron conducirlo con éxito.