Fatalismo o realidad, parecen ser las coordenadas por estos días en las conversaciones virtuales. Los excesivamente optimistas que piensan, desde el comienzo de esta crisis sanitaria, que el problema serio de unos días y siguen aferrados a ello quizá apoyados en el muy válido argumento de una personalidad positiva.
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La realidad es un poco más cruda y se mide con estadísticas poco alentadoras, aunque sí con alguna leve tendencia a la mejoría. Mientras la ciencia no se exprese y se creen los antídotos (vacunas y medicina) la incertidumbre estará viva y las medidas deben ser extremas para evitar un rebrote que seria de consecuencias fatales.
Lo curioso es que el optimismo va principalmente por cuenta del deporte. Si hay algo que extrañamos son las competencias deportivas y en nuestro ambiente escuchamos todo tipo de análisis, pero apoyados más en sentimientos de deseo que en efectivas realidades.
Queremos que regrese el fútbol, el básquetbol, el béisbol, el boxeo, el automovilismo y a falta de ello ahora en televisión nos quieren vender las eligas en donde otros desde el sillón juegan, saltan, corren y hasta manejan los últimos prototipos de la Fórmula Uno algunas veces con personajes del mismo deporte confinados, pero vivos de esta realidad virtual que se aceleró por la pandemia.
Y ni hablar de nuestros programas deportivos. Los productos más vendibles en nuestros mercados (México y Estados Unidos) son equipos como el Real Madrid, Barcelona, Manchester United y Bayern Munich más allá de todo lo que significa en estos dos países un producto como la Liga MX.
Las ligas europeas están más vigentes que nunca y aunque no se ha producido durante cinco semanas noticia oficial alguna sobre el mercado de pases de esos clubes, hemos “vendido” a Lautaro al Barça a nombre del Inter, a Haaland al Real Madrid a nombre del Borussia Dortmund, a Raúl Jiménez ya casi lo alineamos en las filas del ManU y el “Chucky” Lozano ya casi es parte del escenario de la Premier League.
Ese es el otro virus, la fantasía que a muchos obliga el mismo medio. La necesidad de vigencia, el vender y mantener cautivo un público necesitado de información y de entretenimiento real.
Para qué tanta fantasía, si la realidad mantiene sus estándares. Fiel reflejo es la bronca eterna por el poder del fútbol en España con dos protagonistas de peso pesado como Rubiales y Tebas permanentemente acusándose de intervencionismo y llegando a extremos de denuncias en tribunales, aunque su última reunión creo les dejó muy claro que están obligados a entenderse. Los egos de estos dos se están reflejando en sus decisiones cuando es hora de unir fuerzas por el bien de LaLiga.
Inglaterra y Alemania parecen ser los más coherentes con sus ligas y procuran respuestas plurales y de consenso. Venden al mundo unión a pesar de algunos desencuentros.
Italia, aunque espera decisiones de gobierno para actuar desde hace rato expresaron algunos que la Juve no puede ser campeón por decreto ni reglamento y las posturas de la Lazio y del Inter indican que pelearán a fondo para que la Serie A se juegue y el ganador se determine en la cancha. De Francia no se habla demasiado y eso expresa la realidad de una liga que con golpe de talonario árabe pretendió comprar grandeza y le quedó muy claro que con dinero se compra la cama, pero no se compra el sueño. Sigue siendo una liga “pijama” para consumo de entre casa.
La joya de nuestra corona periodística-deportiva no puede ser otra que la Liga MX. Gracias a la Liga Mexicana seguimos manteniendo niveles informativos de alto alcance y podemos llenar horas de debate con elementos reales.
La última semana se la tomó el “Ascenso” y cada día aparecen nuevas informaciones y muchas más filtraciones de cómo se manejan los elementos de poder en el fútbol Azteca.
Las teorías de conspiración son muchas y todos aterrizamos convencidos que México no puede ser, desde su fútbol, una copia o traducción de la MLS o del molde “Americano” con el que se juega en Estados Unidos. Informaciones hay, el deporte es tan grande que, aunque está detenido y con su economía enferma todos los días nos produce noticias.