Es la historia de Carlos Henrique Raposo, el mayor y mejor mentiroso de todos los tiempos en el fútbol, un guion que ni el mejor cineasta pudo haber escrito y que supo mantenerse en el profesionalismo por más de 20 años y lo que es mejor, cobrando su sueldo y sin tener que patear nunca una pelota.
De origen humilde, quiso siempre ser futbolista profesional, pero su deseo más que por tener pasión por el balón y convertirse en ídolo de masas, era por llevar algo de dinero a su familia que durante su infancia vio que siempre tuvieron dificultades económicas.
Además su círculo familiar, Carlos Henrique Raposo, estaba rodeado de circunstancias realmente complicadas como el alcoholismo de su madre, por lo que tuvo que armar un buen plan para lograr su sueño. Sin embargo, pronto se dio cuenta que no tenía condiciones ni para destacar en un ‘solteros vs casados’ y aún así no quitó sus ojos del gran objetivo, llegar a ser todo un profesional de la pelota.
Así que tomó la decisión que cambió su vida para siempre, al no ser un buen futbolista y tener claro que jamás iba a llegar profesionalismo, no tuvo mejor idea que hacerse amigo de los que sí jugaban bien.
Fue así que con su buen carácter y servicial a la hora de ayudar, se fue ganando el cariño de aquellos que ya empezaban a destacar y fue así que junto con un video que él mismo editó, una buena recomendación de un amigo, llegó a jugar al Botafogo y ahí, gracias a sus buenas relaciones en el fútbol, no tuvo ni que hacer una prueba y llegó directamente al primer equipo.
El problema es que cuando los entrenadores querían verlo en la cancha, por alguna razón Carlos Henrique Raposo, siempre estaba lesionado o argumentaba alguna molestia muscular que le impedía participar hasta en los entrenamientos.
Y fue así como se mantuvo en el Botafogo que con el paso de los meses, comenzaron a buscarle salida y junto a un buen representante y ese viejo vídeo que llevaba en la maleta, ‘Kaiser’ Raposo pasó un año en el Flamengo gracias a su gran amigo Renato Gaúcho.
Pero en el popular ‘Fla’ pasó exactamente lo mismo, firmó por una temporada y siempre estuvo lesionado, sin embargo, fue ahí que descubrió cómo ganarse a sus compañeros y también a los directivos y era el más querido de todo el club, gracias a que era capaz de conseguir mujeres a los futbolistas.
Un año después, cuando la mentira era ya insostenible, Raposo mandó a su representante junto a un video de “sus mejores jugadas” a México y cuentan que estuvo cerca de firmar por un equipo grande pero al final fue el Puebla quien lo tuvo un año y en el Estadio Cuauhtémoc también tuvieron que esperar sentados para que Raposo jugará al menos unos minutos.
Carlos Henrique Raposo: Una carrera sin tocar el balón
Después de cortísimo paso por el fútbol mexicano, se fue a los Estados Unidos en donde tampoco fue capaz de jugar un solo minuto, mientras su cartera seguía llenándose de dólares, para un año después volver a Brasil.
Y aquí llega la mejor parte de la historia, lo firmó el Bangú pero estaba obligado por su contrato a jugar de inmediato y así fue, o al menos eso trató de hacer el entrenador. Raposo iba a ingresar a la cancha y su mentira estaba por terminar, hasta que instantes antes de ingresar, provocó una pelea con un aficionado por lo que el árbitro lo expulsó.
El último año de su “carrera” lo pasó en Brasil, previo a un viaje por Francia para firmar con el Ajaccio y donde descubrieron rápido su mentira al darse cuenta que no estaba lesionado, que nunca había jugado un solo minuto y que tampoco hablaba inglés como él mismo presumía al fingir que tenía ofertas del fútbol de Inglaterra.
Sus extrañas e increíbles historias dentro del fútbol profesional provocaron que se armara un documental en el que se detalla una a una sus negativas a jugar cada que un entrenador le pedía que saltara a la cancha: ‘The Greatest Footballer Never to Play Football’, narra al impostor más grande de la pelota.