Cuando se habla de rivalidades en general, son muchos los clásicos en el mundo del fútbol. Desde los regionales, pasando por los nacionales, siguiendo con los mundiales y a diferentes niveles, de equipos y de selecciones.
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Esas rivalidades históricas a mayor o menor escala nos hacen marcar el calendario y esperar con ansiedad y expectativa la promesa de un partido diferente. Diferente en todo. De los clásicos se espera más entrega, más pasión, más público, más emociones en general.
A los que crecimos viviendo fútbol, la palabra Clásico nos llama la atención y nos alista para disfrutar de un partido diferente.
Vivimos muchos clásicos. Desde los locales que tanta pasión generaban como en mi caso el Clásico del Oriente en Colombia entre Atlético Bucaramanga y Cúcuta Deportivo hasta los mundiales como Brasil-Argentina a nivel de selecciones.
Históricamente los clásicos más importantes del mundo siempre tuvieron a la vanguardia enfrentamientos como Real Madrid-Barcelona, River-Boca, Ínter-Milán. Partidos que llegaron a captar el interés futbolístico mundial y que muchos hasta en los sitios más recónditos buscaban para ver o escuchar.
Todo este apetito de grandes rivalidades se potenció hasta un punto inimaginable con la llegada de la internet. El mundo global, la gigantesca aldea en la que todos tenemos acceso a todo e independientemente de nuestra ubicación geográfica podemos adoptar cualquier equipo y sentirlo día a día por lejos que estemos.
Vendría la tormenta pefecta que convirtió a uno de los tradicionales clásicos del fútbol en el partido que el planeta quiere ver y que trasciende el balompié como tal.
Dos ingredientes imprescindibles en la receta fueron Messi y Cristiano Ronaldo que como los maximos exponentes del fútbol mundial cautivaron aficiones que poco seguían el fútbol y prácticamente hicieron de una antigua rivalidad, un clásico del mundo.
Luego vino el efecto dominó, Guardiola, Mourinho, Xavi, Iniesta etc. terminaron por abrir puertas casi herméticamente cerradas para el fútbol.
Pese a que Cristiano ya no está, la herencia quedó y más allá de que Messi sigue en Barcelona, El Clásico tomó una dimensión inigualable. Hoy independientemente de donde estemos, Madrid o Santo Domingo, el clásico es tema local y las camisetas del Barça y Madrid se ven por todos lados.
Es por eso que el mundo se paraliza cada vez que juegan estos dos. Real Madrid y Barcelona más allá de su historia pasaron a ser los equipos del mundo y lo seguirán siendo.
Disfrutemos siempre del Clásico del mundo.