Otro día con más calmita vuelvo. Esa frase que se usa para no comprar algo en la tienda y no quedar como desagradecidos después de haber malgastado el tiempo del vendedor en turno. Incluso si mostró tres colores diferentes de unos tenis que en teoría los iba a llevar a casa. Eso fue lo que la Conmebol le dijo a Colombia.
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Ya es oficial que la Copa América no se jugará en suelo colombiano. Algo que se veía venir y que era lo lógico, pero como ha demostrado la Conmebol, la lógica está peleada con los dirigentes sudamericanos. La semana pasada en esta columna se criticó que no hubiera claridad acerca de dónde se iba a disputar este torneo. Una semana después ya sabemos donde no se va a jugar y eso por lo menos es un paso hacia adelante.
Falta que se confirme si los partidos que se iban a disputar en Colombia se llevarán a cabo en Argentina o si será otro país el que los albergue. Esta iba a ser la primera ocasión en la historia en que la Copa América se iba a realizar en dos sedes diferentes, aunque esa opción sigue viva, ya que tanto Chile como Paraguay están dispuestos a llevarse los encuentros que por ahora no tienen sede.
Colombia presentó una propuesta para aplazar la Copa América. En los argumentos que utilizó no mencionó la crisis social-política en la que se encuentra el país, se centró en la emergencia sanitaria. La Conmebol, que estaba esperando que los colombianos movieran sus fichas primero, respondió con rapidez y dio a conocer que le agradecía al presidente de la nación, Iván Duque, y al presidente de la Federación Colombiana de Futbol, Ramón Jesurún, sus esfuerzos, pero que lo mejor era llevarse el torneo a otro lado.
Esta versión de la Copa América se tendría que haber realizado en el 2020, pero por la pandemia se tuvo que aplazar un año. Lo que buscaba la Conmebol es sincronizar los tiempos con los de la Eurocopa y que al igual que el torneo europeo la Copa América se dispute cada cuatro años. Esto fue uno de los argumentos para denegar a Colombia el aplazamiento. Además, de que lo económico juega un papel importante. Los patrocinadores ya habían invertido bastante dinero y no estaban de acuerdo en que se volviera a cambiar de fecha.
Esta fue una semana en la que el fútbol sudamericano volvió a ser protagonista a nivel mundial y no por alguna jugada o por algún gran partido. El bochorno vivido una vez más por la Conmebol en la Copa Libertadores con el partido entre Independiente de Santa Fe y River Plate pasará a la historia como uno de los más recordados.
River Plate tenía más de veinte jugadores no disponibles para este partido. La gran mayoría por haber dado positivo por coronavirus. Entre ellos se encontraban sus cuatro porteros registrados en el torneo. River solo tenía 11 jugadores disponibles, pero de estos 11 no había ningún arquero y además uno estaba lesionado. La solución fue simple. Mandar al lesionado al arco.
El resultado es conocido. River le ganó 2-1 a Santa Fe con Enzo Pérez jugando todo el partido lesionado y como portero. En Argentina por mucho menos han escrito libros y han realizado películas de cuatro horas.
La Conmebol se ha equivocado en muchas cosas y se ha mostrado poco flexible ante la situación que estamos viviendo. En el caso de la Copa América era más que claro que no se podía realizar en Colombia, pero no querían cargar con todo el peso político de tomar la decisión y encontraron en el pedido de aplazamiento el pretexto perfecto.
Colombia no ha corrido con suerte cuando ha tenido la oportunidad de ser sede de algún gran evento. En 1986 no pudo albergar el mundial y México terminó siendo el anfitrión. En la Copa América del 2001 Argentina se negó a ir argumentando que la seguridad de su delegación no estaba garantizada y ahora tendrán que ver cómo dejan ir de sus fronteras la máxima competición continental. Otro día con mas calmita vuelvo.