Todo empezó con “Love” y no fue precisamente con amor. La relación de Aaron Rodgers con su equipo los Green Bay Packers se ha venido deteriorando con el paso del tiempo pero quizás su aparente punto de no retorno fue la decisión de reclutar al quarterback Jordan Love en el draft del 2020 sin consultárselo.
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Love ha oficiado como suplente de Rodgers, pero para nadie es un secreto que están buscando jugársela con él a futuro y es algo que parece lógico y natural debido a que tarde o temprano se tendrá que acabar la era Rodgers.
A finales de abril se filtró el rumor que ya parece un poco menos que una certeza de que Rodgers no regresará a Green Bay la temporada que se avecina. Independientemente de que no gusta el hecho de que amenaza con irse y juegue con la afición de una franquicia llena de historia y pasión, queda claro que en cuanto a reclutamiento y tratar de conseguir piezas que ayuden a armar el rompecabezas ofensivo a Rodgers, la organización viene fallando hace mucho tiempo.
No sorprende por eso lo que publicó Yahoo Sports en cuanto a que la principal petición para quedarse es que despidan al gerente general Brian Gutenkunst, petición que conoce muy bien el presidente Mark Murphy.
Rodgers parece tener secuestrado a los Packers y definitivamente sería un golpe muy duro que se fuera. Sin embargo, sería aún más lamentable ceder ante la rabieta de un sensacional quarterback, pero que nunca será más que ningún equipo y mucho menos de los enormes Green Bay Packers
Pese a haber elegido a un receptor por primera vez desde el 2018 en el draft al seleccionar a Amari Rodgers y a que el coach Matt LaFleur declaró que no concibe a los Packers sin Rodgers, tarde o temprano este momento llegaría y la idea de un equipo serio debería ser no ceder ante la presión de ningún jugador por mas bueno que sea.