Hay deportistas que no solo trascienden su deporte. Algunos simplemente trascienden el deporte.
Venimos de un fin de semana de intensa actividad y del más alto nivel en todo el mundo. Sí, arrancamos el jueves, se iniciaba el béisbol de Grandes Ligas en temporada regular; entraba en recta final la NBA; el fútbol miraba hacia Manchester para ver el partidazo del domingo
entre Manchester City y Liverpool; y en Augusta se jugaba el Masters.
En la época que vivimos, donde la maravilla de la tecnología nos permite seguirlo todo y verlo todo, más allá de gustos personales e incluso de afinidad o no por los deportes, el mundo, directa o indirectamente, en su pantalla principal o en tabletas y celulares estuvo pendiente del regreso de Tiger Woods.
El simple hecho de anunciar que iba a estar en el Masters, después de casi perder primero la vida y luego la pierna, hizo que la gran mayoría de los aficionados al deporte pusiera atención al certamen.
El hombre que llevó el golf a otro nivel y que lo sacó del nicho privilegiado para poner a soñar a muchos niños en el mundo con algún día poder ser como él, regresaba al green, sin opción alguna de ganar pero estaba de vuelta, y la aguja que mide los ratings se volvía a disparar y alcanzó los niveles que solo él pudo pudo generar en un deporte considerado para la “élite”.
Solo un puñado de deportistas en el mundo pueden generar expectativas como ésta, los que sacan al ciudadano de a pie de su rutina, los que le restan algo de atención, ya sea poco o mucho, a todo lo demás que esté pasando en nuestra realidad.
El regreso de un Tiger Woods que quizás nunca volverá a tener su mismo nivel de juego, pero cuya grandeza sigue y seguirá intacta, nos recordó que él es uno de los dueños de la aguja que marca ratings y expectativa.