Madrid, 11 feb (EFE).- La Copa del Rey de Madrid arrancó este jueves con sus dos primeros cruces de cuartos de final y marcada por las restricciones que impone la pandemia, que por primera vez hurtó al torneo del espectáculo que habitualmente ponían en las gradas las aficiones de los ocho equipos participantes, ahora relegadas a unas efímeras apariciones en pantallas gigantes para dar ánimos a los suyos.
Frente a los cerca de diez mil espectadores que disfrutaron en directo de la última edición, celebrada en un repleto Pabellón Martín Carpena de Málaga, en esta ocasión tan solo pudieron presenciar la primera jornada copera un reducido grupo de periodistas y personal técnico y de la organización, además de responsables del Lenovo Tenerife, San Pablo Burgos, Real Madrid y Valencia Basket.
En el caso de la prensa, se ha pasado de los 450 profesionales acreditados en la edición de 2020 a los escasos sesenta por partido que imponen las restricciones sanitarias en esta ocasión, en la que se han extremado las medidas de prevención y se ha reducido al mínimo su presencia para evitar contagios por aglomeraciones en la sala de prensa y en la zona mixta.
Todos los presentes se someten a un control en el acceso a un semivacío WiZink Center, que en sus mejores tardes de baloncesto llegó a acoger a más de trece mil espectadores en sus gradas. Se toma la temperatura y se distribuye gel hidroalcohólico en la entrada y se respetan escrupulosamente las medidas de higiene, así como las distancias entre todos los presentes.
En la grada que da a la plaza de Felipe II se cubrió la parte superior con grandes telas, mientras que en la inferior se montó un gran escenario donde hubo actuaciones musicales y se fueron presentando a los equipos, presidido por una gran pantalla gigante que sirvió para que, antes de cada eliminatoria, un grupo de aficionados enviase por vídeo sus gritos de apoyo y para que durante los partidos se fuesen alternando mensajes enviados a través de las redes sociales.
Enfrente, un centenar de personas se distribuían en el graderío que da a la calle Goya, mientras que uno los fondos permanecía vacío y en el otro se repartía la prensa escrita y las emisoras de radio. Los fotógrafos también se situaron en las tribunas, y que en la pista solo podían estar los de la ACB, organizadora del evento.
También se han extremado las precauciones con los ocho equipos participantes, a cuyos jugadores se somete a pruebas PCR antes y durante la competición. La ACB acordó que si surgiese un brote previo de covid en alguna de las plantillas -con tres o más casos positivos- ese equipo sería automáticamente sustituido por otro de los que se quedaron a las puertas de la clasificación a fecha de 10 de enero, cuando se produjo el corte y se decidieron los participantes.
Si el contagio generalizado se detectase con la Copa ya en juego, el equipo afectado no podrá presentarse y el partido se le dará por perdido ya que, en ese caso, la normativa establece que la plantilla debe estar en régimen de aislamiento durante diez días.
En cambio, si se diesen uno o dos casos aislados de contagio, ese equipo apartaría a los afectados y podría jugar su partido.
Antonio Soto
(c) Agencia EFE