Héctor ‘Macho’ Camacho tuvo una vida rodeada de éxitos, controversias y tristeza. Fue una corroboración del adagio popular: “genio y figura hasta la sepultura”.
Su personalidad extravagante, sus atuendos en el ring, así como su innegable habilidad como boxeador le colocaron entre las principales figuras del deporte en la década de 1980, cuando conquistó su primer título en la categoría súper pluma al superar en su natal Puerto Rico al mexicano Rafael ‘Bazooka’ Limón por el cinturón vacante del Consejo Mundial de Boxeo, el 7 de agosto de 1983.
Héctor ‘Macho’ Camacho nació en Bayamón, Puerto Rico, pero fue criado en el Spanish Harlem, donde tuvo una vida de pobreza, necesidades y actividades ilegales, hasta convertirse en una de las figuras más coloridas del deporte del boxeo, del espectáculo y la cultura popular hasta su muerte en el 2012, cuando fue baleado en esa ciudad.
¡Rivalidad ????! Un día como hoy, pero de 1985, El puertorriqueño Héctor “Macho” Camacho se impuso al mexicano José Luis Ramírez mediante decisión unánime en 12 rounds, para conquistar el campeonato mundial WBC de peso ligero ? pic.twitter.com/Nklczbh4F0
— World Boxing Council en Español (@wbcboxeo) August 10, 2021
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El colorido boxeador ganó títulos en las 130, 135 y 140 libras, antes de invadir el peso welter, que probó ser problemático para Camacho, ya que enfrentó a tres miembros del Salón de la Fama: Julio César Chávez, Félix Trinidad y Óscar De La Hoya, a quienes no pudo vencer.
Aparte de ‘Bazooka’ Limón, el bayamonés derrotó a púgiles de la talla de José Luis Ramírez y Ray ‘Boom Boom’ Mancini para agenciarse sus coronas. En la parte final de su carrera, después de un retiro de varios años en la década del 2000, enfrentó a leyendas como Sugar Ray Leonard y Roberto ‘Manos de Piedra’ Durán, ambos pasados de sus mejores años, a quienes venció y envió al retiro.
Héctor ‘Macho’ Camacho tuvo problemas legales en su juventud, como narra el excelente documental de la cadena Showtime en Estados Unidos, Macho: The Hector Camacho Story. Un súbito interés por el boxeo lo alejó de esos malos pasos y lo llevó a múltiples campeonatos de Guantes Dorados en Nueva York, acumulando marca como amateur de 96-4.
Inclusive, fue considerado para formar parte del equipo de boxeo de Estados Unidos que competiría en los Juegos Olímpicos de 1980 celebrados en Moscú, pero no alcanzó ver ése sueño hecho realidad debido al boicot decretado por el gobierno del entonces presidente estadounidense Jimmy Carter.
Durante su carrera profesional Héctor ‘Macho’ Camacho fue figura central de la rivalidad entre Puerto Rico y México, gracias a sus combates ante Limón, Ramírez y Chávez.
El ‘Macho’ Camacho y su relación con las drogas
En el documental mencionado, se ve a un Camacho batallando con sus problemas con sustancias controladas, específicamente señalado por el exnarrador de la cadena CBS, Tim Ryan, quien fue el anfitrión de su primera pelea importante televisada en 1983, ante John Montes en Alaska. En la entrevista, Ryan señala cómo el boxeador estaba bajo la influencia de drogas la noche antes de la pelea y con tendencias suicidas. Camacho noqueó a Montes al día siguiente en el primer asalto.
En un momento dado, su esposa Amy narra cómo le asignaron un guardaespaldas para evitarle problemas. Rudy González, el guardaespaldas, relató una ocasión en la cual Héctor intentó llevar un kilo de cocaína en su auto deportivo a través de la frontera de México, y los agentes le permitieron cruzar porque era Héctor ‘Macho’ Camacho.
Luego de retirarse del boxeo, Camacho fue parte de varias producciones televisivas gracias a su carisma y personalidad, pero poco a poco fue desvaneciéndose de la vida pública y de acuerdo al documental Macho: The Hector Camacho Story, fue debido a su inclinación al uso y venta de drogas.
Camacho fue baleado el 20 de noviembre de 2012 en su ciudad natal, falleció tres días después. Cientos de fanáticos asistieron al funeral público celebrado en San Juan, Puerto Rico, en donde gran parte de los campeones puertorriqueños dijeron “presente”. Posteriormente, su cuerpo fue llevado a Nueva York, donde fue sepultado, no sin antes “dar un paseo” en un carruaje halado por caballos entre las calles de Harlem.