Los ancestros de Patricia Castañeda provienen directamente de Japón. De hecho, su abuelo fue el primer Miyamoto de la familia que nació en suelo mexicano. Ella es una auténtica nikkeijin (nikkei), es decir, descendiente de japoneses emigrantes y está orgullosa de su mestizaje asiático-latino.
Con tan solo cuatro años de edad comenzó su romance con las albercas. Siempre enérgica y activa, adquirió la disciplina de la competencia deportiva. Pero no le bastaba con ser la mejor de su clase, Patricia Midori Castañeda Miyamoto tenía una meta mucho más alta: competir en unos Juegos Olímpicos.
El sendero a las justas helénicas fue largo. En los Juegos Centroamericanos y del Caribe (JCC) 2006, en Cartagena de Indias, Colombia, conquistó 2 oros (4×200 m libre y 1,500 m libre), 1 plata (800 m libre) y un bronce (400 m libre). En los Juegos Panamericanos 2007, en Río de Janeiro, se colgó 2 preseas de plata (400 y 800 m libre), así se convirtió en la primera mujer subcampeona panamericana en la historia de México en dichas pruebas.
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El fuego interior de Patricia Castañeda ardía aún más con la coronación de su esfuerzo. En los JCC 2010, en Mayaguëz, Puerto Rico, subió al podio tres veces (2 platas en 400 y 800 m libre, y 1 bronce en 1,500 m libre), mientras que en los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011, en México, lo hizo una vez (bronce en 4×200 m libre).
Y la sirena nipona-mexicana despertó de su sueño tan solo para hacerlo realidad: consiguió su clasificación a los Juego Olímpicos de Londres 2012. Ahí compitió contra élite mundial de la natación en la prueba de 800 m libre y se quedó con el puesto 27 entre 35 competidoras.
Patricia Castañeda, orgullosa de sus raíces
Se graduó de la carrera de Ingeniería Química en la Universidad de Guadalajara; es embajadora de la Fundación Kasuga (que apoya a la juventud mexicana de ascendencia japonesa) y comparte su experiencia como deportista a niños y adolescentes por medio de clínicas y pláticas motivacionales.
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Patricia Castañeda, de 31 años de edad, jamás se olvida de sus raíces y agradece a sus padres, Jorge Castañeda y Patricia Miyamoto Chong, a su familia, el apoyo que le han brindado, así como los valores que le inculcaron, que le permitieron trascender en el plano deportivo y en su vida personal para poner en alto el nombre de México, aunque con un toque japonés.