En medio de la Pandemia hemos tenido que aprender a vivir. Después de lo alarmantes que fueron los primeros meses en los que todos nos confinamos y era tal la ignorancia sobre el virus que nos atacaba de manera incesante, que lo mejor fue aislarse y limitar la tragedia que ya era una lamentable realidad, poco a poco nos fuimos dando cuenta que teníamos que encontrar el camino con efecto acordeón.
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El Covid nos ha hablado y hemos sabido escuchar y por eso he sido uno de los que destaca y alaba la manera como la humanidad se ha acomodado de acuerdo al terrible momento y se han podido llevar a cabo las actividades programadas, aunque siguiendo los protocolos de sanidad.
Después de posponer todos los eventos prácticamente en el primer año de la Pandemia, finalmente se inician y aunque sin público y con muchísimas restricciones los Olímpicos de Tokio
En estos tiempos de Covid, todos tenemos o hemos tenido que sacrificar algo, y la cita de Tokio claro que no será la excepción. Independientemente de que muchos critican el hecho de que se lleven a cabo y no se pospongan de nuevo debido a que el país está de experimentando un alza muy preocupante de contagios.
Pero el sueño olímpico tenía que seguir pese a las ausencias forzadas por la Pandemia y a la decisión de algunas de las grandes estrellas de no asistir.
Así como se jugó la Copa América sin público y la Eurocopa, entre otros eventos deportivos que parecían quedarse al margen, Tokio también tenía que buscar el camino y el balance entre proteger a la población y hacer historia.
Lejos de ser de los que critica y pide que no se haga nada hasta que no se acabe la crisis, soy de los que aplaude la voluntad de seguir viviendo y cumpliendo sueños mientras convivimos con un pasajero no invitado que nos ha quitado a mucha gente.
Medallas y gloria olímpica en tiempos de Covid. Bien por Tokio, bien por la humanidad, bien por la resiliencia. Medalla de oro contra el virus.