Rafael Nadal (5°) continúa escribiendo página de gloria en el tenis, demostrando una vez más que puede con todo y contra todos. El tenista español consiguió su 14° título en Roland Garros (arcilla/outdoor) tras aplastar en la final a Casper Ruud (8°) por 6/3 6/3 y 6/0. Poco o casi nada pudo hacer el noruego para contrarrestar el arrollador juego de Rafa, superior durante las dos horas y 18 minutos que duró el encuentro en el Court Philippe Chatrier.
Nadal se despega en la carrera por ser el tenista más ganador de Grand Slams de la historia: en París alcanzó su 22° título de esta estirpe. Tiene dos más que sus escoltas, el serbio Novak Djokovic (1°) y el suizo Roger Federer (47°). Este logro lo cristalizó en su madurez, con 36 años recién cumplidos, lo que demuestra su vigencia ganando trofeos importantes. El primero lo obtuvo precisamente en Roland Garros, cuando estrenaba sus 19 años en la lejana edición 2005.
El encuentro decisivo fue un trámite para Nadal, porque más allá de algún pequeño vaivén fue dueño del desarrollo y lo plasmó en el resultado. Le hizo pesar sus antecedentes en esta clase de cotejos definitorios a Ruud, 13 años más joven y (también) un especialista en tierra batida. Para el tenista noruego fue su primera final de Grand Slam y Rafa se lo facturó con creces, tanto que el mallorquín se llevó los últimos 11 games del partido. Muy desmoralizado terminó el oriundo de Oslo, aunque satisfecho por su labor previa.
Nadal cumplió una tarea apoteótica a lo largo del Major parisino, especialmente a partir de su llave de octavos de final frente al canadiense Felix Auger-Aliassime (9°), dirimida en 5 sets. Después vino el clásico con Djokovic, a quien eliminó en 4 parciales, y la semifinal increíble del viernes ante Alexander Zverev (3°), todavía en la memoria de todos por la intensidad del duelo y por la impactante lesión del alemán con el marcador 7/6 6/6 a favor del ibérico.
Nadal está disfrutando de una temporada 2022 fantástica. Campeón en el Australian Open, también se coronó en el ATP 250 de Melbourne y en el ATP 500 de Acapulco. Posteriormente llegó la final del Masters 1000 de Indian Wells, que debió resignar por un desgarro intercostal que lo obligó a perderse una buena parte de la gira europea de pistas lentas. Reapareció en el Masters 1000 de Madrid, perdió en cuartos de final con su compatriota Carlos Alcaraz (6°), y en el Masters 1000 de Roma se resintió de su vieja dolencia en el pie izquierdo en una ronda temprana.
Pudo recuperarse para Roland Garros, su torneo preferido. El esfuerzo tuvo su recompensa y ahora llega el tiempo de descanso para Nadal. Se avecina el tramo de competencias sobre hierba que desemboca en Wimbledon, una cita que ganó en 2008 y 2010. Declaró que apuntará a estar presente en Londres, tratamiento médico mediante. Su cuerpo le dirá que resolución tomará, días atrás dejó entrever que este podría ser su último Roland Garros.
Rafael Nadal tiene hambre de gloria, además de mucha actitud y aptitud para que seguir compitiendo en el circuito, aún con dolores a cuestas. La Gigante Leyenda, con 92 trofeos en su vitrina, merece continuar.