Nadie conoce con exactitud el camino que recorre un futbolista para alcanzar una meta. Por eso a veces es hasta injusto que los hinchas celebren esos triunfos, porque el que entrenó, se sacrificó, luchó y padeció fue el futbolista. Ecuador por primera vez logró el podio en una Copa del Mundo, tras vecer a Italia 1-0 en el Mundial sub-20 de Polonia.
Mientras sus compañeros celebraban uno de los ganadores de la medalla de bronce, se apartó de los festejos, se sentó y se quebró en llanto. Se trata de Luis Estupiñán, un jugador oriundo de la provincial de Esmeraldas y ficha del club de la Primera División ecuatoria, Mushuc Runa. El jovencito de 20 años miraba la medalla y despuٞés se perdía entre los recuerdos que lo condujeron hasta el triunfo en el estadio Municipal de Gdynia.
Se crió en una barrio muy pobre de Esmeraldas llamado “Las Malvinas”. Allí, en la calle, donde por lo general se forman los jugadores ecuatorianos, también se gestaron los inicios de Luis Joel Estupiñan. Perdió a su madre cuando tenía a penas un año y su padre Carlos Estupiñán tuvo que ser padre y madre para él y sus cinco hermanos. Rommel su hermano se convirtió en futbolista profesional y hasta fue campeón con el Deportivo Quito.
También perdió a su hermana Gisela por una insuficiencia cardíaca. A Gisela, su madre y su padre les dedicó esta medalla. “Se lo dedicó tambié a mi papá. Pese a no tener un trabajo fijo y para quien todos los días era una aventura conseguir un empleo, pero aún así nunca nos faltó un plato de comida. Recordé los días en pese a sus necesidades sacaba los 25 centavos (de dólar) y me daba para que fuera a entrenar”, relató a el diario El Universo de Guayaquil.
En Ecuador las vicisitudes por las que atraviesan los futbolistas no son pocas, el fútbol se convierte en un recurso que los puede sacar de la pobreza, Estupiñán ha sido uno de ellos. La conmovedora imagen del joven esmeraldeño en el estadio de la ciudad polaca de Gdynia será muy difícil de olvidar.