El Consejo de la FIFA decidió no sancionar a la Federación de Israel, pese a la petición de la Federación Palestina de Fútbol y de expertos de la ONU que exigían su suspensión de competiciones internacionales por la situación en Gaza.
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El presidente Gianni Infantino reiteró que el fútbol debe ser un vehículo de paz y unidad y que la FIFA “no puede resolver problemas geopolíticos”. Sin embargo, la postura del organismo fue calificada de tibia y evasiva, sobre todo al compararse con la decisión drástica que sí tomó en 2022, cuando suspendió de inmediato a Rusia tras la invasión a Ucrania.
La diferencia de criterios ha levantado críticas por la falta de coherencia de la FIFA, que ahora se refugia en un discurso conciliador mientras permite que la selección israelí siga compitiendo en las eliminatorias rumbo al Mundial 2026, donde ocupa la tercera posición de su grupo.
En paralelo, Infantino se reunió en Zúrich con Jibril Rajoub, presidente de la PFA, a quien reconoció por su resiliencia, pero sin ofrecer medidas concretas.
El contraste deja a la FIFA en el ojo del huracán: contundente frente a Rusia, pero tibia frente a Israel.
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