Nació como Cassius Marcellus Clay Jr. el 17 de enero de 1942, pero con el pasar de los años se dio a conocer ante el mundo como Muhammad Ali tras convertirse al Islam en 1964.
Este 3 de junio no se trata solo de conmemorar el aniversario luctuoso de Muhammad Ali, al contrario, se debe celebrar la vida del legendario pugilista oriundo de Louisville, Kentucky, pues su legado late más fuerte que nunca.
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Hoy, hace 6 años, Ali empezó a volar cual mariposa con rumbo a la eternidad. “The Greatest” no solo combatía dentro de los cuadriláteros para acabar con sus rivales, sino que también luchaba contra la discriminación racial que sufría, y desafortunadamente sigue sufriendo, la comunidad afroamericana en su país.
Medallista olímpico en Roma 1960, rebelde dentro y fuera del ring. Ganó su primer título mundial pesado en 1964, ante el gran Sonny Liston, y en 1967 se negó a enlistarse en las filas del ejército estadounidense para combatir en la Guerra de Vietnam.
Luchó por los derechos civiles de la comunidad afroamericana a lado de personajes como Malcom X y Martin Luther King Jr, en la complicada década de los años 60.
La negativa de ir a la guerra le significó perder las dos coronas que en ese momento ostentaba, además de fue sentenciado a 5 años en prisión y le retiraron su licencia de boxeador.
Solo un personaje como Muhammad fue capaz de dividir a la sociedad estadounidense de aquellos años; un sector de la población lo tildó de antipatriota y traidor, otros lo alabaron por su determinación y su afrente ante el sistema.
“No voy a pelear una batalla en la que no creo, es algo injusto. Yo no tengo problema con los vietcong. Ningún vietcong me ha llamado nigger (negro)”, comentó en aquel entonces el primer pugilista que logró ganar en tres ocasiones distintas los cetros de la máxima categoría.
Con el medallista de oro en Roma 1960 tras las rejas, la sociedad estadounidense empezó a realizar protestas en contra del conflicto bélico. Así mismo, la postura de Ali empezó a ser aceptada para dar paso al nacimiento de un ídolo más allá del deporte gracias a su poder de convocatoria con toda una generación.
El regreso triunfal de Muhammad Ali
Tras una ausencia de tres años y cinco meses, un juez consideró la sanción “arbitraria e irrazonable”. Muhammad Ali regresó más fuerte que nunca para regalarle a los amantes de los puños una etapa dorada para la división de los pesados.
La trilogía con Joe Frazier o los épicos combates contra Oscar Bonavena, George Foreman, Ken Norton, Chuck Wepner, Leon Spinks y un joven Larry Holmes elevaron al “Campeón del pueblo” a ídolo popular. Cerró su trayectoria con marca de 56-5-0, 37 KO.
Muhammad Ali afrentó una cruenta batalla ante el Parkinson, la prolongó hasta los 12 rounds, flotó como mariposa, picó como abeja, le hizo muecas, trató de doblegarla de una y mil formas, pero al final, cayó por decisión unánime.
Fiel a su filosofía de boxeo, inseparable de sus principios de vida y con un arrojo que molestaba a muchos, siempre enarboló la bandera de la igualdad.
Muhammad Ali, el pugilista, el activista que noqueaba por igual, con sus discursos en la palestra y con los puños arriba del ring.