Un total de 20 peloteros han sido exaltados al Salón de la Fama del Béisbol en los pasados seis años por medio de la votación realizada por la Baseball Writers Association of America (BBWAA), pero este año podría darse el caso de que sólo uno, Derek Jeter, reciba el llamado.
El excapitán de los New York Yankees y ahora ejecutivo principal de los Miami Marlins es una selección segura y la única interrogante es si será el segundo en hacerlo de forma unánime luego que el panameño Mariano Rivera se convirtió el año pasado en el primero.
Jeter tiene todos los méritos para entrar de forma unánime: 3,465 hits, 544 dobles, 260 jonrones, 1,923 anotadas, 1,311 carreras impulsadas y 358 robos en temporada regular. Y luego están los cinco anillos de Serie Mundial, 14 selecciones a Juego de Estrellas y unos números impresionantes de postemporada en 158 partidos -el equivalente a una campaña completa- con promedio de .308, 200 imparables, 20 jonrones, 32 dobles y 61 remolcadas.
El no entrar de forma unánime sería una falta de respeto, tal y como ha sido para un grupo de estrellas como Ken Griffey Jr., Ted Williams, Cal Ripken Jr., Hank Aaron, Babe Ruth, Tony Gwynn y Willie Mays, entre muchos más.
Dicho esto, Jeter fue el primer nombre que marqué en mi boleta donde pude escoger hasta 10 nombres entre los 32 que aparecen, incluyendo 17 en su primer año de elegibilidad.
Completaron mi boleta Curt Schilling, Omar Vizquel, Barry Bonds, Roger Clemens, Sammy Sosa, Larry Walker, Todd Helton, Bobby Abreu y Billy Wagner.
Schilling (216-146, 3.46 ERA, 3,116 ponches, 11-2 en postemporada) tiene posibilidades de entrar al Nicho de los Inmortales después de recibir el año pasado el 60.9 porciento de los votos, y espero que Vizquel (42.8 %) reciba más cariño, mientras que los votos para Walker (54.6) deben aumentar en su último año de elegibilidad.
Cansa un poco escuchar los debates sobre Vizquel de que no tiene suficientes méritos a pesar de haber sido uno de los mejores campocortos defensivos y ganar 11 Guantes de Oro, además de pegar 2,877 hits.
Respeto la opinión de mis colegas, pero cada vez que escucho decir que el venezolano no bateaba (promedio vitalicio de .272) o que jugó mucho tiempo, me da torticolis.
El caso de Walker, Helton y Wagner
En cuanto a Walker, soy sincero, es la primera vez que voto por el jardinero que ganó tres títulos de bateo y uno de jonrones, además de ser el MVP de la Liga Nacional en 1997. Bateó sobre .300 en nueve ocasiones y ganó siete Guantes de Oro y tres Silver Slugger Awards.
Entonces, ¿por qué no voté anteriormente por él?
Mucho se debe al congestionamiento en la papeleta y siempre parecía que Walker era mi 11mo. o 12mo. candidato. Quizás a la última sea la vencida como sucedió el año pasado con el puertorriqueño Edgar Martínez.
Junto con Walker le di mi voto por primera vez a Helton y Wagner que también en mis papeletas anteriores fueron víctimas del espacio, pero ahora tienen vía libre.
El Salón de la Fama tiene a grandes apagafuegos como Rivera, Trevor Hoffman, Lee Smith, Dennis Eckersley, Rollie Fingers, Goose Gossage y Bruce Sutter. Entonces no debe faltar Wagner, quien amasó 422 salvados con una efectividad de 2.31 y 1,196 ponches en 903 innings en 16 campañas. Los bateadores conectaron para sólo .187 contra el zurdo y se poncharon 33 porciento de las veces.
Helton, por su parte, terminó con promedio .316, 2,519 hits, 369 jonrones y 1,406 carreras impulsadas en 17 temporadas, todas con los Rockies. En 12 temporadas conectó para .300 o más, y ganó el título de bateo del viejo circuito con un robusto .372. Sí, jugó en Colorado al igual que Walker, pero era un gran bateador.
¿Qué haremos con Bonds, Clemens y Sosa?
Bonds (59.1), Clemens (59.5) y Sosa (8.5) siguen siendo los “veteranos” en mi boleta y lo seguirán siendo hasta que cumplan sus años de elegibilidad o sean elegidos, aglo que parece ser cuesta arriba. El trío irá para su octavo año, y Sosa está en la zona de peligro y podría quedar fuera de no recibir el cinco porciento de los votos.
Como es de esperarse la inclusión de Bonds, Clemens y Sosa tendrá sus detractores ya que han sido ligados al consumo de esteroides aunque en el caso de Sosa nunca dio positivo o se vio envuelto en casos judiciales como Bonds y Clemens.
He sido firme en esto. Se me hace difícil que Bonds (rey jonronero y siete veces MVP) y Clemens (354 triunfos y siete veces ganador del Cy Young) no tengan placas en Cooperstown. Para mí ambos eran “Hall of Famers” antes de la llamada “Era de Esteroides”, y en cuanto a Sosa, sus 609 jonrones y 1,667 remolcadas lo hacen merecedor.
No es fácil lidiar con esto de la “Era de Esteroides” al momento de votar. No puedo decir con certeza y sin temor a equivocarme de que “X” jugador usó o no sustancias para mejorar el rendimiento –y tampoco es mi trabajo–, y también tengo mis reservas de cómo las Grandes Ligas manejó todo el asunto porque era un secreto a voces lo que estaba pasando.
Prefiero ver cada caso por separado, y luego de establecerse la política de antidopaje, si diste positivo quedaste marcado, por eso no podré darle mi voto a Manny Ramírez (doble positivo). Sin embargo, dejaré la puerta abierta a algún caso excepcional en que se compruebe que hubo algún error desde el lado médico.
El caso de Bobby Abreu
Por primera vez estuve a punto de no llenar los 10 espacios, pero decidí al final darle mi voto a Abreu por encima de Scott Rolen. El venezolano acumuló 2,470 hits incluyendo 574 dobles, 59 triples, y 288 jonrones, además de robarse 400 bases y recibir 1,476 bases por bolas.
No soy muy fanático de la sabermetría, pero eso no quiere decir que no observe el mismo. Abreu se retiró con un WAR de 60 y está a la par de otros jardineros como Andre Dawson (64.8), Dave Winfield (64.2), Vladimir Guerrero (59.4), Willie Stargell (57.5) y Kirby Puckett (51.1). Todos están en el Salón de la Fama.
Entiendo que no sobresalen en el historial del venezolano algún título de bateo o jonrones, y hasta hitos como los 500 jonrones o 3,000 hits, pero Abreu fue un pelotero muy sólido. Prefiero incluirlo ya que me dolería que se quedara fuera por un solo voto si coquetea con el cinco porciento en su primer año.