Juan Pablo Montoya. Un nombre que rara vez deja indiferente a los amantes de automovilismo. Cierto que no ganó el título en la Fórmula 1. También, que a fuerza de perseverancia y talento, ha ganado en algunas de las categorías más importantes del mundo.
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Es, junto a Fernando Alonso, el único piloto activo que en la actualidad, si lo quisiera, pudiera ir por el reto de una Triple Corona (ganar un Gran Premio de F1, una Indy 500 y las 24 Horas de Le Mans), y es el único latino en unir su nombre al de dos grandes figuras -Mario Andretti y Dan Gurney- tras ganar en F1, IndyCar y NASCAR. Cuando hablamos de resultados, estas marcas son impresionantes en el competitivo mundo del automovilismo.
Montoya comenzó a correr en su natal Colombia siendo un niño. Su nombre no provenía de una familia con abolengo en las carreras de autos y sus activos principales fueron una familia que lo apoyaba -y que estratégicamente tomó decisiones acertadas para su desarrollo como piloto-, y un talento puro para ir a fondo en cualquier circunstancia y con el medio mecánico que le pusieran a disposición.
De peldaño en peldaño
Comenzó en el karting, para pasar luego a categorías como la Fórmula Renault, en Colombia, en la que ganó cuatro de ocho carreras y en la que conquistó cinco poles. Esa misma temporada compitió en Estados Unidos, en la hoy desaparecida escuela Skip Barber. En 1993 pasó al Campeonato Swift GTI dominando la serie con siete triunfos en ocho carreras. Su formación continuó con participaciones en el Sudamericano de Karting, la Serie Barber Pro y la Fórmula N, viajando de un país a otro, no siempre en las circunstancias más cómodas y holgadas.
Si algo tuvo de interesante su paso por las distintas categorías mientras ascendía por los escalones que llevaban al tope del automovilismo, fue la velocidad para moverse de una serie a otra, sin estancarse, aprendiendo lo que se podía y progresando hacia la siguiente meta. Así, pasó por la Fórmula Vauxhall, el Campeonato Británico de F3 y la Fórmula 3000 Internacional. No hubo una, en la que no dejara su sello con triunfos, vueltas rápidas y pole positions.
De la Fórmula 1 a la CART
Williams, el tradicional equipo de Fórmula 1, tomó nota. En 1997 lo invitaron a una prueba en Barcelona (España). No estaba solo. Otros pilotos estaban allí. Williams los probó a todos. Montoya y Max Wilson, fueron firmados como pilotos de prueba de Williams F1.
Al año siguiente compitió en la F3000 y se coronó -en 1998- tras una dura batalla con Nick Heidfeld, tras conquistar cuatro triunfos, siete pole positions y nueve podios en 12 carreras. Todo parecía indicar que la Fórmula 1 estaba a un paso. Sin embargo, Williams -movido por temas de promoción y mercadeo- aceptó un “enroque’ con Chip Ganassi, dueño del equipo campeón de la Fórmula CART, en Estados Unidos. Montoya, iría a correr con ellos y Alessandro Zanardi, volvería de CART a F1.
Era 1999. Montoya tomó por asalto el automovilismo estadounidense. Ganó el Campeonato y el título como Novato del Año.
Ganassi, siempre dispuesto a enfrentar nuevos retos -y no sin crear polémica-, decidió que su equipo correría las 500 Millas de Indianápolis, entonces bajo la sombrilla de la categoría rival, la IndyCar. Montoya, lideró 167 de las 200 vueltas y se alzó con la victoria en su primer intento. Era el primero en lograrlo, después de Graham Hill (1966), y se convirtió además, en el primer -y hasta ahora único- hispano, en ganar la Indy500.
Sorprendiendo al mundo… ¡para seguir ganando!
Terminada la etapa de los monoplazas en Estados Unidos, Montoya regresó a la Fórmula 1 donde compitió con Williams (2001-2004) y McLaren (2005-2006). En ese tiempo, logró siete victorias, 13 pole positions, 12 vueltas más rápidas y 30 visitas al podio.
Sin embargo, antes de poner fin a su carrera en la F1, a mediados de julio de 2006, Montoya volvió a sacudir al automovilismo al anunciar que en 2007 regresaría a Estados Unidos para competir, junto a la escuadra de Chip Ganassi, en la Serie NASCAR (2006-2014), categoría en la que lograría tres victorias.
Regresó luego a los monoplazas, compitiendo en IndyCar y a su paso, se llevó una segunda victoria en las 500 Millas de Indianápolis (2017).
La vida en estados Unidos le permitió además, competir en las carreras de resistencia (Grand-Am/IMSA). Versátil como piloto y acostumbrado a sacar resultados de prácticamente cualquier máquina que le dieran, Montoya dejó su marca ganado en tres ocasiones las famosas 24 Horas de Daytona (2007, 2008, 2013).
En la actualidad, compite en la Serie IMSA y es el campeón reinante en la categoría de los Prototipos, tras haber logrado tres triunfos en 2019.