Todo son y deben ser elogios para el Real Madrid. El Merengue ganó La Liga y lo hizo sin dejar ninguna duda, de manera clara, concluyente y definitiva. Ganando, gustando y a veces goleando. Son 35 títulos que ratifican su grandeza.
Curiosamente el título lo aseguró una semana antes de enfrentar el derbi ante Atlético de Madrid en el Wanda Metropolitano, uno de los dos rivales tradicionales.
Lo que era inminente se convirtió en realidad, y la gente más allá de la celebración y el júbilo empezó a pensar en el pasillo. Muchos se frotaron las manos de solo pensar ver al equipo del Cholo Simeone haciéndole al pasillo de campeón a su eterno rival.
Pero lo que hubiera sido para muchos de nosotros un acto de caballerosidad y deportivismo, el Atlético de Madrid se encargó de eliminarlo al anunciar oficialmente que no lo haría.
Esgrimiendo argumentos que pese a ser verídicos no son necesariamente motivo para no llevar a cabo tan noble gesto, el Colchonero dejó claro que no habría pasillo alguno ante su rival de patio.
Palabras más, palabras menos, el comunicado habla de que no participarán en algo que de acto de caballerosidad, se ha desvirtuado a peaje de burla y matoneo, que alimenta el morbo más que el verdadero objetivo de reconocer al justo campeón.
Si bien es cierto que muchos lo utilizan de manera errónea y aprovechan para pisotear y matonear al equipo rival, el pasillo sigue siendo un gesto de caballeros y que en este caso dejaría muy en alto la nobleza del Atlético de Madrid.
Muchas cosas en la vida han sido desvirtuadas y no por eso dejan de ser lo correcto, lo caballeroso. Si así fuera tendríamos argumentos hasta para no saludar. Mal por el Atlético de Madrid, decisión errónea y populista. El pasillo y la buena educación nunca pasan de moda, incluso si la mayoría son maleducados.