Especial Diario Las Américas – En un mes y diez días, los Dolphins sumaron alrededor de 25 jugadores para su próxima temporada, y ahora la gran pregunta es si con esa sangre nueva serán capaces de armar un gran equipo y terminar, de una vez por todas, sus continuas decepciones, que pesan como una maldición.
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En efecto, los Dolphins no van al Super Bowl desde 1985, cuando lo perdieron; hace 20 años que no ganan en los playoffs y en los últimos 12 años solo dos veces llegaron a la postemporada.
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En febrero del 2019, los Dolphins contrataron al entrenador de origen hondureño Brian Flores –quien venía de ganar como coordinador defensivo el Super Bowl con los Patriots de Nueva Inglaterra–, con el propósito de hacer una reconstrucción en el escuadrón surfloridano.
Para empezar su campaña como novato, Flores y el gerente general, Chris Grier, sacaron a gran parte de las figuras del conjunto a cambio de selecciones en el Draft 2020 y espacio salarial.
Luego de un comienzo desastroso, los Dolphins empezaron a dar señales de vida y terminaron con un récord 11-5 la campaña del 2019.
Las críticas fueron despiadadas y los Dolphins supieron soportarlas a pie firme. En realidad, no les había salido mal la jugada. Se ahorraron cerca de $100 millones para invertir en la compra de nuevos jugadores y acumular 14 selecciones para el Draft 2020.
Los jugadores adquiridos por los Dolphins en los últimos 41 días llenan los varios talones de Aquiles que tenía el equipo, como las líneas ofensiva y defensiva y otorga profundidad a algunos grupos como la defensa del juego aéreo y el ataque terrestre.
Flores empezará su trabajo con 90 jugadores y al inicio de la temporada deberá reducirlos a 64, es decir, 26 quedarán afuera. De los que quedan, 53 integrarán el roster definitivo y 11 el equipo de prácticas.
Lo más difícil para el entrenador, sin embargo, será ensamblar un equipo en las especialísimas circunstancias en la que nos encontramos y no se sabe cuándo Flores podrá reunirse con ellos personalmente y mucho menos cuándo podrá dirigir una práctica colectiva.
“Hay mucho trabajo por hacer desde ahora hasta el inicio de la temporada ya sea en reuniones virtuales y, ojalá, en reuniones personales con los 90 muchachos”, explicó Flores. “Pienso que todo comenzará con las reuniones a través de la pantalla, y luego, cuando llegue la autorización, ir a las prácticas en la cancha. No será fácil y demandará un esfuerzo colectivo”.
Lo interesante de los Dolphins es que se trazaron un plan y lo vienen cumpliendo. El objetivo es formar un equipo que responda ahora y también en los años por venir. Por eso, a la hora de escoger sus fichas, Flores y Grier se fijaron no solo en la capacidad, competitividad y calidad personal, sino también en la edad.
En la agencia libre no contrataron ningún jugador mayor de 28 años y el gran veterano que tienen en el club, el quarterback Ryan Fitzpatrick, de 37, es el gran mentor de los jóvenes y también el hombre que necesitan los entrenadores para inculcar en el grupo la actitud profesional, la dedicación y la seriedad que exige una liga tan brutal, demandante y competitiva como la NFL.
En la agencia libre, que empezó el 16 de marzo pasado, los Dolphins sumaron 10 jugadores de alto nivel: el cornerback Byron Jones (82 millones de dólares, cinco años), el linebacker ofensivo Kyle van Noy ($51 millones, cuatro años), los defensive end Shaq Lawson ($30 millones, tres años) y Emmanuel Ogbah ($15 millones, tres años), el guard Ereck Flowers ($30 millones, tres años), el running back Jordan Howard ($9.75 millones, dos años), el center Ted Karras ($4 millones, un año), los linebackers Elandon Roberts (no se reveló el monto de su acuerdo), y Kamu Grugier-Hill ($3 millones, un año) y el safety Clayton Fejedelem ($8.5 millones, tres años).
Entre el 23 y el 25 de abril, los Dolphins escogieron 11 jugadores en el draft y usaron una de sus selecciones para canjearla con los 49ers de San Francisco por el running back de tres años en la NFL Matt Breida.
Los seleccionados por los Dolphins en el draft fueron el quarterback Tua Tagovailoa, el tackle Austin Jackson, el cornerback Noah Igbinoghene, los guards Robert Hunt y Solomon Kindley, el defensive tackle Raekwon Davis, el safety Brandon Jones, los defensive end Jason Strowbridge y Curtis Weaver, el center Blake Ferguson y el wide receiver Malcolm Perry.
Los especialistas y la fanaticada han expresado su entusiasmo por la buena puntería de los Dolphins para reforzarse, y en medio la caótica situación originada por el coronavirus tienen mucha fe en el equipo, no solo a partir de la venidera temporada sino –ojalá– por toda la década de los turbulentos años 20.