60 años después de la conquista de su único campeonato de Liga, los “Zorros” se vuelven a meter en la madriguera de los que pelean por la gloria clasificando segundos en el torneo regular.
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El técnico que en 1951 los llevó a la obtención de la hasta hoy solitaria estrella, era Eduardo Valdatti, argentino como el actual y, “oído a la música”, como 25 de los estrategas que tuvo a lo largo de su casi raquítica historia el equipo rojinegro.
Hoy, otro entrenador pampeano los invita a soñar con “volver al futuro”, Diego Cocca, actual conductor de la Academia del fútbol mexicano trae en su hoja de vida un logro que, por coincidencia o asociación, invita a la ilusión. fue el, quien también después de mucho tiempo, llevó al altar de la gloria, a la “Academia de Avellaneda”, el glorioso Racing Club.
Entre varios méritos que hay que reconocerle al exdefensor nacido en River Plate, esta que durante todo el campeonato estuvo en zona de privilegio con su personalidad y estilo marcados en el orillo.
Supo caminar, sin tropezar, sin prisa y sin pausa, pero sin bajar el nivel de rendimiento ni de exigencia, sobre un plantel que, si lo revisamos, no tiene muchos jugadores que hoy serían titulares entre los otros aspirantes al título.
Camilo Vargas, experimentado arquero colombiano, es tal vez el primer bastión de esa tranquilidad que transmite el entrenador, delante del cancerbero una línea de cinco, de tres a la hora de atacar, que basa en la sincronización de sus movimientos defensivos colectivos, el bajo número de goles recibidos, merito puro y exclusivo del trabajo semanal del estratega.
Un medio campo, combativo y versátil con un delantero que el mismo recuperó en la otra punta del equipo, Julio Furch, fundamental a la hora de los goles importantes o de la sociedad con el “pelida” Quiñones. Entre los dos tienen más de la mitad de los goles del equipo.
Si buscamos nombres de un brillo o un costo económico relevantes y caminamos entre las líneas de su cintura táctica de su 11, al final del recorrido ofensivo de cualquiera de sus ataques o las coberturas defensivas que nacen precisamente en los hombres de arriba y mueren en Nervo, el último de sus defensores, solamente encontraremos al único equipo de la Liga MX, que funciona en cualquiera de las dos transiciones, como un verdadero relojito suizo.
Mis compañeros de labor, se rasgan muchas veces las vestiduras para determinar con exactitud “pitagoriana”, el porcentaje que representa el trabajo de un entrenador en el rendimiento de un equipo. Mi respuesta, después de haber escuchado por más de medio siglo charlas técnicas y visto trabajos tácticos de todos los estilos y continentes, es siempre la misma. Depende del conocimiento de cada profesional de la conducción, de su capacidad de trabajo y lo más importante, su habilidad de hacerse entender y de convencer al jugador desde lo individual y al plantel desde lo colectivo, el porcentaje de su injerencia sobre la calidad del producto final.
Todo eso es Diego, que tal vez no logre el milagro de ser campeón, pero esto no le quitará el merecido título, del mejor estratega del campeonato mexicano. Tiene un equipo que en manos de otro estaría de media tabla para abajo y lo preparó, lo hizo al camino, lo hizo rodar casi a la perfección y cada vez lo tiene más cerca de la meta.
Simple, sin gritos que agreden el oído y el alma del jugador, pero si con el carácter y la claridad necesaria de los que saben.
Cocca: “Presión 0, sabiduría, personalidad y fe, un millón”.