La leyenda de Yordan Álvarez crece a pasos agigantados.
El novato cubano de los Houston Astros apenas lleva dos meses y medio en las Grandes Ligas, pero ya se está ganando una reputación de “abusador” de lanzadores y ahora ni siquiera las pizarras electrónicas están a salvo de su embate.
Durante un reciente práctica de bateo en Houston, Álvarez conectó un monumental batazo de 455 pies y la pelota golpeó “El Grande”, la pizarra de 54 pies de altura y 124 pies en el Minute Maid Park. El impacto fue tal que una sección cuadrada de la pantalla se apagó.
Al rato apareció un mensaje en la pizarra: “¡Buen batazo Yordan!” con una flecha apuntando hacia el área afectada.
“Definitivamente no estaba pensando en eso, pero desde el momento que llegué aquí, los jugadores me han estado preguntando,” ¿Cuándo vas a pegarle a la pizarra?”, dijo Álvarez a MLB.com. “Solo estaba tratando de golpear la pelota con fuerza, y la metí en la pizarra”.
Fue otro momento memorable para el toletero cubano que fue ascendido a los Astros el pasado 9 de junio y ha sido una máquina dentro de una alineación que de por si es una de las más mejores en las Mayores.
Álvarez, de 22 años, inició la temporada en Triple A con el equipo de Round Rock donde descosió la pelota al son de .343 de promedio con 23 jonrones y 71 remolcadas en 56 juegos, y su tórrida ofensiva ha seguido con los Astros.
En 59 partidos, mayormente como bateador designado, tiene promedio de .329 con 19 dobles, 21 bambinazos y 62 carreras impulsadas en 219 turnos, y es uno de los candidatos de fuerza para llevarse el galardón de Novato del Año en la Liga Americana junto al dominicano Vladimir Guerrero Jr., de los Toronto Blue Jays.
Mientras hay jugadores a su edad que necesitan un tiempo para aclimatarse al pitcheo de las Grandes Ligas, el impacto del toletero zurdo ha sido de inmediato y está a sólo un cuadrangular de empatar la marca de 22 para un novato de los Astros establecido por el boricua Carlos Correa en 2015.
En sus primeros dos juegos, la desapareció contra Baltimore y Milwaukee, y no ha parado de torturar a los lanzadores contrarios. Por ejemplo, el pasado 11 de agosto disparó tres jonrones e impulsó siete carreras contra los Orioles, y ya tiene tres encuentros con dos vuelacercas o más.
Inclusive, su candente inicio lo llevó a convertirse en el pelotero que más rápido llega a las 50 remolcadas en la historia. Álvarez lo hizo en 47 partidos superando así a nada más y nada menos a dos leyendas como Ted Williams y Joe DiMaggio que lo hicieron en 50.
Está claro en los “scouting reports” de los equipos rivales: hay que tener cuidado con el muchacho de 6’5″ y 240 libras de Las Tunas, Cuba.
No basta con sólo tratar de controlar a George Springer, Alex Bregman, Carlos Correa, José Altuve, Michael Brantley y Yuli Gurriel. Ahora también hay que lidiar con Álvarez, quien fue adquirido por Houston hace tres años en un cambio por el relevista Josh Fields, quien está fuera del béisbol en la actualidad.
“Sólo estoy tratando de hacer el trabajo, enfocado en el plato y escogiendo buenos lanzamientos para batear”, explicó Álvarez, quien tiene poder hacia todas las bandas y le batea de forma consistente tanto a los pitchers zurdos como derechos.
Es natural que los lanzadores comenzarán a hacer sus ajustes para descifrar a Álvarez, quien a su vez tendrá que hacer los suyos, pero por ahora el cubano atraviesa un gran momento.
Eso es música para los oídos de los Astros y malas noticias para los lanzadores.