El St. Pauli es un club con mucho más historia de lo que podría pensarse, no tiene los grandes títulos ni las vitrinas llenas de trofeos pero sí puede presumir de algo que muchos clubes en Alemania no tienen, ni tendrán nunca.
Detrás del sobrenombre de ‘Pirata’, se esconde una historia llena de lucha a favor de las causas sociales y con ideología política muy clara, en contra de todo lo establecido y pegados a la izquierda
El club está justo en el corazón del barrio más hípster de toda Europa, donde la fiesta nunca termina, una zona que tiene una avenida que a su vez cuenta con mucha música y que además, sin saberlo, vio el nacimiento y crecimiento de la mejor banda de todos los tiempos: The Beatles.
Pero el St. Pauli no siempre fue así, hasta principios de los 80s, era un club como cualquier otro y con la rivalidad de toda la vida con el Hamburgo hasta que, con el mal paso de la Alemania previa a la caída del mudo de Berlín, todo comenzó a cambiar.
En St. Pauli hubo una época en la que muchas casas quedaron vacías ante el declive económico que se vivía en Alemania y los jóvenes de esa zona no tuvieron mejor idea que ocuparlas para transformarlas en centros nocturnos, bares, cafés y hasta para dar lugar a los refugiados.
Toda esa gente que empezó a ganarse la vida, buscó como distracción al fútbol y encontró al St. Pauli como el equipo perfecto, que a su vez comenzó a recibir a toda esa gente que tenía otro tipo de ideas, políticas y de contracultura.
El club, poco a poco se fue transformando en lo que conocemos hoy, de pronto se volvió un club de izquierda y con ideas que en el mundo del fútbol no eran bien vistas pero que, como el punk, se resistió y nunca se dejó invadir por la vorágine del negocio por encima de las causas sociales y desde luego de la pelota.
Fue así como también fue el primer club en tener un presidente al que no le importó decir abiertamente sus preferencias sexuales, Cory Littmann, fue su presidente entre 2002 y 2010, que además de actor y empresario, también era un activista de la comunidad LGBT.
St. Pauli Punk, Rock y Heavy Metal
La música ha sido fundamental en el cambio de ideología del St. Pauli y particularmente el punk es el género con el que más se asocia por una razón, el líder de la banda KMFDM, Sasha Konietzko, es hincha del equipo y alguna vez se encargó de hacer un cuadro con un puño que rompe una esvástica en la que se lee “St. Pauli contra la derecha”.
Pero con el punk no para la especie de sociedad que tiene en St. Pauli con la música, cada quince días que juegan en casa, saltan a la cancha con ‘Hell Bells’ de AC/DC y cuando convierte un gol, suena en el estadio, la emblemática ‘Song 2’ de Blur.
Lo mejor de St. Pauli es su gente, tiene más de 20 millones de hinchas por todo el mundo y donde entienden que lo más importante no es ganar cada fin de semana, sino defender los valores que persiguen y por los que han traspasado fronteras.
Y justo esta campaña están teniendo grandes resultados dentro de la cancha y de pronto el efímero sueño de jugar en la Bundesliga puede hacerse realidad al finalizar el año.
Están por encima de equipos con mucha historia en la máxima categoría de Alemania como el Werder Bremen y su enemigo histórico el Hamburgo que lleva ya un par de años en la Bundesliga 2.
La última vez que el St. Pauli subió a la Bundesliga en el 2010 pero volvió a la temporada siguiente y desde entonces sus hinchas viven soñando y esperando por un momento que puede hacerse realidad en mayo de este 2022.