Ante la presión mundial ejercida hacia las inversiones de capital ruso como respuesta a la invasión del gobierno encabezado por Vladímir Putin en Ucrania, en la Premier League se pugna por que Roman Abramovich se desprenda pronto del Club Chelsea.
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El propio el magnate ruso recientemente dio a conocer que el equipo inglés está a la venta, y aunque ya existen un par de ofertas, destaca el hecho de que el peleador irlandés de la UFC, Conor McGregor, haya levantado la mano asegurando que cuenta con los recursos necesarios para sellar la operación.
“Quiero explorar esto. Chelsea en venta por tres billones de libras. Vamos a comprarlo”, declaró hace unos días el gladiador.
Push it to the limit! @ChelseaFC pic.twitter.com/UFZUGwnwbO
— Conor McGregor (@TheNotoriousMMA) March 2, 2022
La realidad es que, por más que se esfuerce “The Notorious” no cuenta con el capital suficiente para comprar al equipo de fútbol y más cuando hace poco anunció una inversión cercana a 100 millones de dólares para construir un complejo inmobiliario de 300 departamentos y algunos locales comerciales en Dublín, Irlanda.
Ahora bien, diversas voces apuntan que McGregor ha amasado una fortuna que ronda en 355 millones de dólares, cantidad insuficiente para mantener a un club del tamaño de los “Blues”.
Entonces, ¿por qué insistir en ir por el Chelsea a como de lugar?, La probable respuesta a este cuestionamiento radicaría en la buena relación establecida con el propio Vladímir Putin.
Si se toma en cuenta que los activos de Roman Abramovich se encuentran congelados al igual que los de otros millonarios rusos y que al vender a su equipo de fútbol tampoco podría tocar un solo euro de esa operación, entonces lo más pertinente le sería simular una posible venta, esto para no perder el dinero invertido en la Premier League.
Bajo este planteamiento, nadie mejor que Conor McGregor, pues tanto él como Abramovich son amigos del mandatario ruso y de darse dicha operación podría ser una simulación donde los tres saldrían ganando: el peleador de Artes Marciales Mixtas incrementaría su fama, Abramovich seguiría controlando al club bajo la sombra, y Vladímir Putin le demostraría al mundo que las sanciones impuestas a capitales rusos se las pasa por el Arco del Triunfo.
