Este artículo se publicó originalmente en febrero de 2022 como parte de un proyecto para celebrar el legado y valiosa aportación de los deportistas afro latinos con motivo del Mes de la Historia Afroamericana. Hoy, lo volvemos a publicar siguiendo el mismo propósito.
El deporte profesional está lleno de historias de superación como la de la atleta colombiana Caterine Ibargüen.
Pese a haber nacido en el seno de una familia pobre y en plena década de los años 80 cuando su país atravesaba momentos complicados por la lucha contra el narcotráfico, Ibargüen encontró en el deporte a su mejor aliado.
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Si bien la oriunda del municipio de Apartadó, Antioquia, cosechó sus éxitos profesionales en la modalidad de triple salto de atletismo, sus primeros pasos no fueron en esta disciplina sino en el voleibol.
Al ver las cualidades en el salto de Caterine Ibargüen, su entonces entrenador Wilder Zapata optó por guiarla al salto de longitud dentro de las competencias escolares cuando ella apenas entraba en la etapa de la adolescencia.
Pero el propio Zapata supo que él no era el indicado para desarrollar el talento de Caterine, por lo que convenció a su abuela Ayola Rivas para que la talentosa saltadora se trasladara en 1996 a Medellín al Centro de Alto Rendimiento “Villa Deportiva” bajo la tutela del cubano Jorge Luis Alfaro.
Caterine Ibargüen y su brillante trayectoria
Para junio de 1999 y con 15 años, Caterine Ibargüen cosechó su primera presea internacional: bronce en el Campeonato Sudamericano de Atletismo tras registrar una marca de 1.76 metros en salto de altura.
A partir de ese momento los éxitos de la triplista colombiana vinieron en cascada en diversas competencias como las Sudamericanas, Juegos Centroamericanos y del Caribe, Juegos Panamericanos, Campeonatos Mundiales y los Juegos Olímpicos.
Sus victorias más destacadas son los oros en los Mundiales de Moscú 2013 y Pekín 2015, así como la plata en Londres 2017 y las preseas de bronce en Corea del Sur 2011 y en Doha 2019. En en las Justas Olímpicas destacan la plata en Londres 2012, el oro en Río 2016, y haber sido abanderada de Colombia en la apertura de Tokio 2020.
Derrochadora de alegría y carismática por naturaleza, Caterine siempre conquistaba a las gradas desde el momento en que salía a calentar previo a cualquier competencia. Igualmente ella es la única colombiana que ha paralizado a su país -casi como la Selección de Fútbol- para verla triunfar.
En el 2018 fue elegida como la Atleta del Año por la Federación Internacional de Atletismo, nombramiento que no recibía ninguna deportista latina desde 1989 cuando lo consiguió la cubana Ana Fidelia Quirós.
Tras los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, donde quedó en 10mo. lugar, Caterine Ibargüen decidió ponerle fin a su carrera, pero el salto que tantas glorias le dio la sigue llevando a nuevos horizontes: la política donde buscará llegar al Senado como representante del Partido de la U.
Caterine Ibargüen es una muestra de cómo las leyendas provienen de cualquier lado y de como pese a la adversidad, el deseo de gloria puede ser más fuerte. Por ello, reconocemos su trayectoria como una deportista latina brillante dentro de Black History Month.