Miguel Herrera se ha caracterizado desde sus años de futbolista activo no solo por su personalidad como deportista sino por su temperamento desbordado. Firme siempre, convencido de cada paso que ha dado no importa si acierta o no… Miguel siempre está convencido.
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Hoy, a personajes como Herrera, desde el periodismo los agradecemos porque siempre están, nunca niegan una respuesta, siempre se la juegan con sus ideas y las expresan sin temor y quizá, en algunos casos, con imprudencia.
Lo cierro es que Miguel nos ha acostumbrado a sus respuestas y a sus controversias. Le cuesta “morderse la lengua” y en ocasiones y muchas le ha costado sanciones y castigos.
A nosotros nos hace fácil el trabajo por su autenticidad a riesgo de ser criticado, pero él es así y como recientemente lo anotó en conferencia de prensa: “Soy así y es mi carácter”.
Con Miguel se puede disentir y no se enoja. Se hace cargo de lo que piensa y expresa y por ello hoy nos llamó la atención una de sus últimas declaraciones en medio de un Foro Internacional en México como el sorteo de los octavos de final de la Copa de Campeones de la Concacaf.
Miguelito, que no se le esconde a ninguna cámara, micrófono o periodista quizá por la emoción del momento olvidó quienes competían en el certamen y se despachó con una declaración llena de tintes políticos y guiños a los directivos de la Concacaf: “La verdad es que el Torneo de Concachampions no está tan lejos del nivel de Libertadores”.
“La Concachampions está a años luz de la Libertadores”
Ah Caray… Miguel querido. No está lejos. Está lejísimos. Y hablo en lo estrictamente deportivo. La calidad de equipos, la calidad de jugadores, las instituciones que la juegan, el entorno, la competencia, los técnicos, son años luz de distancia entre los dos torneos.
La Copa Libertadores nació simultáneamente con la Copa de Campeones de Europa y la historia que se ha construido ha visto pasar quizá a los mejores jugadores de la historia y sigue siendo en el tiempo (60 años) la vidriera internacional más importante de una Suramérica futbolística. También es cierto que hoy Suramérica está a años luz de Europa y en lo único que quizá la supere es en algo tan cultural como la pasión en los estadios.
Es verdad, que como casi todo el fútbol, la Libertadores ha sido aporreada por dirigentes mezquinos y poco honrados que durante lapsos prolongados no solo metieron la pata sino de paso metieron la mano.
Igual la Libertadores es tan Grande en su historia que ni la mala fe de sus directivos pudo acabarla. Hoy, parece algo mas transparente y por eso los jugosos premios cambian el semblante de sus competidores.
La Copa de Campeones de Concacaf, es verdad que administrativamente está muy mejorada. Sus directivos hoy son personajes más serios y por ahora dan muestras de transparencia, pero hasta ahí.
Cuando comparamos equipos y plantillas hablar se similitudes es un despropósito a tal punto que la misma crónica deportiva mexicana insiste en volver a competir en Suramérica para poder regresar al nivel que internacionalmente tuvo México mientras compitió y muy bien en esa zona.
Es una utopía pensar que Concacaf va a liberar a México para que compita en Conmebol, aunque una petición formal ante FIFA por parte de la Federación Mexicana podría ganar adeptos y ser aprobada, pero esto sigue siendo un “Sueño Guajiro” de la crónica azteca. Es un tema de política y mucho dinero y esos intereses van a luchar para que eso no ocurra. Concacaf vive económicamente del mercado mexicano en y de los Estados Unidos.
Los demás países del área inclusive se alimentan de esa economía boyante que a todos mantiene a flote gracias a La Copa Oro bienal.
Por eso la frase Miguel es tan curiosa como políticamente correcta. En lo administrativo Concacaf es mas organizado, pero en los futbolístico el océano es ancho. Los nombres lo respaldan: River, Boca, Independiente, Flamengo, Corinthians, Peñarol, U de Chile, Colo, Alianza, Universitario, Atlético Nacional. Liga de Quito por solo nombrar algunos del Sur.
En Concacaf se salvan y muy bien los equipos de México y Estados Unidos, pero invitar a este baile a Comunicaciones, Motagua, Olimpia y San Carlos por ejemplo sería casi un abuso. Los presupuestos son otros.