Carismático, enérgico, entregado, humilde, de éstas y miles maneras más, se puede catalogar a David Ortíz como un espectacular toletero y ahora miembro del Salón de la Fama del Béisbol, pero sobre todo, un gran ser humano.
El apodado “Big Papi” se plantó en La Gran Carpa para convertirse en uno de los mejores peloteros que ha pisado el diamante, revolucionando por completo la labor de bateador designado.
Nacido en Santo Domingo, República Dominicana (18 de noviembre de 1975), Ortiz debutó en la mejor liga de béisbol del mundo un 7 de septiembre de 1997 ante los Chicago Cubs como miembro de los Minnesota Twins.
Durante sus inicios como profesional, el “Big Papi” fue alineado como inicialista en sus primeras seis temporadas con la novena de Minnesota con los cuales conectó 58 cuadrangulares en 455 compromisos.
El estrellato entonces llegaría para “Big Papi” cuando firmó con los Boston Red Sox luego que los Twins inexplicablemente no le ofrecieron un contrato para el 2003. En su primera campaña bateó .288 con 31 jonrones y 101 carreras impulsadas, y, como un película de Hollywood, el resto es historia.
Desde ese momento en adelante, el dominicano junto a su compatriota Manny Ramírez se convirtieron en un temible duó, y en el caso de Ortiz fue uno de los mejores toleteros en el “clutch”.
Los números hablan por sí solo. En sus 14 campañas con los Red Sox, dejó un legado de 483 jonrones, que le permitieron a los del Fenway Park coronarse en tres Series Mundiales (2004, 2007 y 2013), además de ser galardonado con siete Bates de Plata y montarse en el Juego de Estrellas en 10 ocasiones.
Además, fue nombrado el Jugador Más Valioso del Clásico de Otoño en 2013, tras batear para .688 con dos vuelacercas y seis carreras impulsadas en seis duelos frente a los St. Louis Cardinals.
La despedida del oriundo de Santo Domingo se dio a sus 40 años debido al desgaste en sus rodillas. Ortiz le dijo adiós al Rey de los Deportes el 2 de octubre de 2016 ante los Toronto Blue Jays, terminando su carrera con un promedio de .286, 2,472 imparables, 643 dobles, 541 jonrones, y 1,750 remolcadas en 23 temporadas.
“Big Papi” enamoró a toda una afición, una franquicia y a una ciudad entera, que desde 2017, lleva su nombre en una de las avenidas cercanas al recinto de la institución.
Su gran corazón lo guió a fundar “David Ortíz Children’s Fund”, con la misión de apoyar a los niños de escasos recursos de su natal Dominicana y de Nueva Inglaterra con todos los servicios de atención médica para mejorar su salud.
Su elección al “Nicho de los Inmortales” se daba por hecho ya que los números no mienten, y lo ubican como uno de los mejores bateadores designados, sino el mejor. Pero su paso por el diamante sobrepasó la frontera de las estadísticas, ya que el quisqueyano dejó una huella inolvidable en la ciudad bostoniana y como embajador del diamante.